La compañía explicó que el cierre temporal se debe a la crisis crediticia y a la bajada de las ventas. Esta decisión se produce mientras Chrysler y su mayor rival, General Motors, intentan conseguir que el Gobierno estadounidense apruebe un plan de rescate para el sector automovilístico.
Chrysler, grupo compuesto por las firmas Chrysler, Jeep y Dodge, solicitó al Congreso 7.000 millones de dólares (más de 5.470 millones de euros) en ayudas públicas, dentro de su plan de viabilidad, para poner en marcha una reestructuración de su negocio y hacer frente a la fuerte caída de las ventas experimentada en su mercado nacional.
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