lunes, 22 de diciembre de 2008

De 150 a 35 dólares: el barril muestra la inestabilidad del petróleo en 2008

PARÍS.- El mercado petrolero vivió en 2008 un drama en dos actos, marcado primero por la escalada meteórica de los precios, hasta casi 150 dólares el barril, antes de una caída brutal y sin precedentes, por debajo de los 35 dólares, que puede prefigurar graves problemas de suministro.

El 2008 ha sido "uno de los años más difíciles y volátiles jamás vividos" en el mercado del crudo, resume Peter Beutel, del gabinete estadounidense Cameron Hanover.

El 2 de enero, el barril franqueba el techo emblemático de 100 dólares. Le siguen seis meses de récords casi diarios, que culminan el 11 de julio, a 147,50 dólares el barril.

Pero la apoteosis deja paso al descalabro. Los precios se hunden todavía más rápido de lo que han escalado, y el viernes el barril de West Texas Intermediate (la variedad negociada en Nueva York) llegó a cotizarse en 33,44 dólares, su nivel más bajo desde el 2 de abril de 2004.

"Hemos vivido un año cortado en dos", sostiene Simon Wardell, del gabinete IHS Global Insight.

En el primer semestre, un conjunto de factores revientan los precios, empezando por las tensiones geopolíticas, desde Irán a Nigeria pasando por Pakistán, hasta un precario equilibrio entre una oferta que toca techo y una demanda que estira en los países emergentes, con China a la cabeza.

Más que nunca, se toma conciencia de que las reservas son limitadas y cada vez de más difícil acceso.

A todo ello, se suma una bulimia de los fondos de inversiones por las materias primas.

Para muchos analistas, el último ingrediente especulativo domina el cóctel explosivo.

"Confirmamos que el mercado de petróleo se había convertido en un puro mercado financiero", juzga Frederic Lasserre, de Societé Generale, puesto que "no había ninguna razón de fundamento para justificar" una escalada semejante de los precios.

De hecho, los fondos utilizan en ese momento el petróleo como un valor antiinflación, engrasando un círculo vicioso: pese a temer el alza de los precios, la potencian invirtiendo en crudo, principal componente de la inflación.

Con la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, en septiembre, y el estallido de la crisis financiera, esta lógica se invierte. Huyendo ahora de la deflación, los inversores dan la espalda al petróleo, además dominados por una necesidad urgente de liquidez.

Paralelamente, el consumo de carburantes empieza a caer en los países industrializados, y los estadounidenses, principales consumidores de oro negro del mundo, dejan sus vehículos de potentes cilindradas en el garaje.

Un pronóstico recaba de todas formas el consenso: el petróleo volverá a ser un producto caro, puesto que los precios actuales, inferiores a los costos de producción, disuaden a los productores a invertir.

"La parálisis que amenaza las inversiones en la industria petrolera evidencia el riesgo de un repunte vigoroso de los precios, cuando la demanda se estabilice a medio plazo", según Goldman Sachs.

Así pues, 2009 será quizás el último año de petróleo barato.

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