jueves, 4 de diciembre de 2008

El primer ministro islandés se aferra al cargo pese a la crisis

REIKIAVYK.- El primer ministro islandés, Geir Haarde, no tiene ninguna intención de dimitir pese a las crecientes protestas desencadenadas por la peor crisis financiera de la historia del país, que achacó a la acción "irresponsable" de los bancos.

"No soy un desertor", dijo Haarde, con tono grave, en su despacho en el centro de Reikiavik, en la octava semana de crisis para esta isla nórdica, de 320.000 habitantes.

Islandia era uno de los países más prósperos del mundo, hasta que su sistema financiero, sobre el que se apoyaba buena parte de su economía, se hundió del día a la noche, arrastrado por la crisis mundial. El gobierno no tuvo otro remedio que nacionalizar en octubre los tres mayores bancos.

La divisa islandesa, la corona, ha perdido casi la mitad de su valor desde enero y el gobierno ha debido pedir ayuda extranjera. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y los países vecinos le han prometido hasta ahora casi 5.000 millones de dólares.

Desde que se inició la crisis, miles de personas han perdido su trabajo y el desempleo se disparó del uno o dos por ciento de los últimos años, hasta casi el 4% en diciembre.

"El desempleo seguramente aumentará de forma considerable. Pero creo que hacia 2010 veremos una mejora", predijo Haarde. Con el número de desocupados en ascenso, el descontento público se extiende. Miles de personas se reúnen cada sábado delante de la sede del gobierno para pedir cuentas a las autoridades. Pero Haarde defendió la necesidad de estabilidad "para sacar al país de la crisis".

Una investigación sigue actualmente su curso para determinar las causas del colapso del sistema bancario e incluso existen pesquisas criminales con el fin de establecer si se violaron las leyes.

"Si resulta que el gobierno o yo personalmente no actuamos de la forma que deberíamos haberlo hecho, evidentemente aceptaré mis responsabilidades. Pero no huiré de este problema únicamente porque haya gente que protesta en la calle", subrayó Haarde.

El primer ministro acusó a los bancos islandeses de haber invertido agresivamente en el extranjero. "Probablemente, fueron demasiado agresivos y no suficientemente prudentes en su trabajo".

"Pero creo que algunas de las acciones tomadas en la comunidad bancaria pueden ser vistas como irresponsables, no ilegales", agregó.

El gobierno islandés examina ahora ofrecer a los acreedores extranjeros de los tres bancos que quebraron, principalmente bancos alemanes, acciones de las entidades recientemente constituidas, en vez de sus deudas. El ejecutivo "está abierto a diferentes soluciones y ésta es una de ellas", dijo Haarde.

Por otro lado, el Independence Party, partido conservador de Haarde, que se opone al ingreso de Islandia en la Unión Europea, podría cambiar de opinión en su próxima convención anual de enero.

"He sido un oponente al ingreso de la Unión Europea por varias razones", pero "estoy estudiando esta cuestión con un espíritu abierto y sin predisposiciones", señaló el primer ministro.

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