lunes, 22 de diciembre de 2008

El rescate automotriz es “una gota en el desierto”, según Klaus Franz, presidente de 'Opel'

BERLÍN.- Es “una gota en el desierto”. Así calificó el presidente del comité de empresa de firma automotriz alemana Opel, Klaus Franz, el paquete de asistencia a los fabricantes estadunidenses de vehículos por 17 mil 400 millones de dólares, anunciado la víspera por la Casa Blanca.

Mientras tanto, el gobierno canadiense decidió utilizar recursos públicos por 3.300 millones de dólares para ayudar a las subsidiarias de Ford, Chrysler y General Motors que operan en el país para que sigan trabajando mientras se restructuran.

“Los 17 mil millones de dólares –anunciados por el presidente estadunidense George Bush la víspera– son sólo una gota en el desierto. No ayudan realmente” a la General Motors, matriz estadunidense de Opel, dijo Franz.

En tanto, el presidente estadunidense, George W. Bush, defendió este sábado su decisión de que el Estado otorgue ayuda financiera a los fabricantes de automóviles con el argumento de que una quiebra de éstos últimos podría provocar una recesión más profunda en Estados Unidos.

“Nos gustaría que los medidas que tomo no fueran necesarias. Pero dada la situación, es la forma más eficaz y responsable de asumir el desafío que enfrenta nuestro país”, dijo Bush en su alocución radial semanal.

“Esta reestructuración exigirá importantes concesiones de todos aquellos que están involucrados en la industria automotriz: la dirección, los sindicatos, los acreedores, los accionistas, los concesionarios y los proveedores”, advirtió.

Algunos analistas y parte de la prensa estadunidense consideran que los préstamos no son una garantía de supervivencia para empresas que se enfrentan a enormes desafíos y a pésimas condiciones económicas, que incluyen el desmoronamiento de las ventas y la falta de créditos al consumo.

No obstante, los diarios estadunidenses The Washington Post y The New York Times avalaron el plan, el cual, aseguraron parece haber logrado un balance adecuado.

“Lo único peor que este plan del gobierno hubiera sido no hacer nada”, indicó el editorial del The Washington Post. “En momentos que la economía estadunidense y mundial se degradan, el colapso de General Motors y Chrysler podría haber paralizado a muchos de sus proveedores y posiblemente a Ford, y podría haber incluso puesto en peligro las operaciones en Estados Unidos de compañías asiáticas y europeas”, agregó el rotativo.

El Post indicó que “el gobierno de Bush parece haber alcanzado el equilibrio adecuado”, al exigirle “sacrificios dolorosos pero necesarios a cambio del dinero”.

Por su parte, The New York Times indicó que el crédito a General Motors y Chrysler protegerá a la economía de una posible ola de despidos y aumento del desempleo, pero no garantizan la supervivencia de la industria automotriz. “El gobierno del presidente electo Barack Obama todavía tendrá que tomar medidas difíciles”, agregó.

El paquete del gobierno canadiense, anunciado por el primer ministro, Stephen Harper, y el premier de Ontario, Dalton McGuinty, incluye dos nuevas medidas federales para apuntalar a la industria: colaborar con los proveedores del sector y ayudar a que los consumidores obtengan créditos para la compra de vehículos.

“En el país hay literalmente cientos de miles si no millones de familias potencialmente afectadas por la crisis de esta industria”, dijo Harper. “Nos estamos asegurando que, en el marco de nuestra responsabilidad por el dinero de los contribuyentes, que también vamos a velar por sus intereses”, agregó.

El primer ministro canadiense Stephen Harper anunció este sábado una ayuda de 3.300 millones de dólares estadounidenses (4.000 millones de dólares canadienses) para las empresas automotrices estadounidenses ubicadas en la provincia de Ontario.

La ayuda prevé un préstamo de 3.000 millones de dólares canadienses para GM y 1.000 millones para Chrysler, dijo Harper durante una conferencia de prensa en Toronto con el primer ministro de Ontario, Dalton McGuinty.

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