lunes, 22 de diciembre de 2008

El ritmo de crecimiento económico de Marruecos se ralentizará, pero no caerá por debajo del 4%

MADRID.- "Gracias a Dios somos unos subdesarrollados, lo que nos evitará padecer la crisis". Con socarronería, la burguesía de Casablanca repite esa frase en las cenas y recepciones mundanas a la que es tan aficionada. Confía en que el escaso desarrollo del reino le permita sortearla. Y algo de razón tiene, según "El País".

La Bolsa de Casablanca, tercera del continente africano, no se ha pegado un batacazo, y el sistema financiero marroquí, arcaico, aislado y formado por bancos muy controlados, parece sólido como una roca. En consecuencia, "el país no está demasiado expuesto al impacto de la crisis", aseguró hace pocos días el gurú francés Jacques Attali, presidente de Planet Finance. Si al final hay crisis, Marruecos empezará, en todo caso, a padecerla al revés de sus vecinos del norte

2008 ha sido un año de bonanza para la economía marroquí. Crecerá un 6,2%, según la última previsión del Banco Mundial, algo más generosa que la del Gobierno. Entre los otros datos positivos figura el aumento (7%) de los turistas extranjeros hasta alcanzar los 7,7 millones, de los que más del 10% son españoles. El turismo es ya la principal fuente de divisas.

2009 no será tan propicio. El Banco Mundial se muestra esta vez menos optimista que el Gobierno. Vaticina un crecimiento del 4% en lugar del 5,8% que figura en los presupuestos. Para crear empleos que absorban a los jóvenes que llegan al mercado de trabajo, Marruecos necesita crecer al menos un 5%.

En todo caso, en tiempos de recesión en Europa, Marruecos logrará un crecimiento digno aunque con truco. El mariscal Hubert Lyautey, que administró el país en los primeros tiempos del protectorado francés, ya lo decía: "En Marruecos gobernar es que llueva". Ochenta años después, la frase sigue siendo válida. La agricultura representa aún el 15,9% del PIB. La abundante pluviometría hace prever una cosecha excepcional en 2009 (+15%), que apuntalará el PIB.

Para Marruecos, las malas noticias económicas vienen de Europa, su principal socio comercial, con Francia y España a la cabeza. Las remesas que envían sus 3,5 millones de inmigrantes disminuyen ligeramente. Son la segunda fuente de divisas y, sobre todo, permiten subsistir a cientos de miles de familiares de los marroquíes expatriados. La inversión extranjera cayó además este año un 17%.

La mala racha que atraviesa el sector del automóvil hace temer el aplazamiento de la que iba a ser la inversión que más puestos de trabajo hubiese creado: la fábrica de Renault y

Nissan junto al nuevo puerto de Tánger Med, que debía producir 200.000 coches en 2010 y llegar hasta los 400.000. El semanario francés L'Usine Nouvelle reveló que Renault postergará el proyecto.

Otros malos datos destruyen directamente empleo. La industria textil, la que más ocupación genera, funciona atendiendo a los pedidos de las multinacionales europeas, pero éstos se contraen ya (-3,7% hasta octubre) y se reducirán aún más. "Prevemos una caída de entre un 8% y un 10%", señala Mohamed Tazi, director de la Asociación Marroquí de la Industria Textil.

Algunos planes inmobiliarios de alto nivel para extranjeros están también siendo aparcados, pero no así en el tramo de la vivienda social o de clase media, en el que el déficit estimado supera las 700.000 unidades, a las que se añaden cada año 123.000 nuevas familias. "No es comparable a lo que sucede en España", repite Yussef Benmansour, presidente de la Federación de Promotores Inmobiliarios.

Para que otros sectores no se depriman excesivamente, el Gobierno puso a punto planes sectoriales. Los presupuestos de 2009 prevén además aumentos salariales en el sector público, incremento del salario mínimo y rebajas en el IRPF. Nizar Baraka, ministro adjunto de Asuntos Económicos, augura que mejorarán la renta de los particulares al menos un 10,5%.

El Estado y sus empresas públicas invertirán unos 12.000 millones de euros en infraestructuras, empezando por el tren de alta velocidad. Este esfuerzo sin precedentes "es una ruptura histórica con relación al pasado", afirma Baraka.

España, socio clave

Vista desde la Península, la inversión española en Marruecos es escasa. Entre 1993 y 2007 supuso unos 2.800 millones de euros, menos de un 1% del total que ha salido de España durante esos 14 años. Aún así, España es el segundo inversor extranjero en Marruecos después de Francia. Por eso, su inversión es, vista desde Rabat, como un acicate clave para su economía.

La inversión ha caído en picado. Durante el primer semestre de este año, la dirección de política comercial española sólo registró un flujo de 550.000 euros con destino a Marruecos, la décima parte que durante el mismo periodo de 2007. En el segundo semestre sólo ha sido aprobada una operación española, eso sí, por un importe elevado: 342 millones.

Históricamente, las constructoras españolas no han sido muy dadas a cruzar el Estrecho, pero estos últimos años se habían animado. Tremón, FEVEC, Mixta África, Ubas-Urbatra, Sotosan y Grupo Prasa construyen viviendas e infraestructuras turísticas. Casi un 30% de la inversión española en 2007 corrió por su cuenta. El sector está, sin embargo, muy tocado, carece de financiación y su presencia en Marruecos menguará.

El sector textil español es el que más apostó por trasladar allí parte de su producción, mediante la firma de contratos con empresas locales, hasta el punto de que el 36% de las exportaciones marroquíes son absorbidas por el mercado español.

(Vista de Tánger y el Estrecho de Gibraltar desde Marruecos)

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