El ministro de agricultura Luca Zaia se comprometió a comprar 100.000 hormas de los quesos Parmigiano Reggiano y Grana Padano de 30 kilogramos (66 libras) para donarlas a los necesitados.
Los productores buscaron la ayuda del gobierno en vista de que los precios han caído un 25% en los últimos cinco años, dijo Giorgio Apostoli, que representa a los tambos del grupo de presión agrícola Coldiretti. Los productores enfrentaban las presiones de los distribuidores que ofrecen fuertes descuentos en los quesos rallados para atraer a los compradores a los supermercados.
El gobierno dijo que comprará el 3% de la producción anual a precios de mercado. Los consorcios de las dos firmas de quesos calcularon el valor en 50 millones de euros (66 millones de dólares).
"Es una ayuda. No resuelve el problema pero es una ayuda", dijo Apostoli.
"Esta es una crisis de precios y no de consumo", agregó.
Apostoli agregó que la medida duplica la adquisición usual por parte del gobierno de Parmigiano y Gran Padano según un programa de la Unión Europea para suministrar alimentos a los pobres.
El gobierno también planea convocar a una mesa redonda con distribuidores para negociar promociones de ventas que sean más justas para los productores, como también lanzar campañas para promover el queso parmesano italiano en el exterior, donde puede conseguir precios más elevados.
Un 85% del Parmigiano Reggiano (o parmesano, como se lo conoce fuera de Italia) y el Grana Padano que se produce es consumido en Italia. Coldiretti calcula que un 60% se vende a precios de descuento.
Los dos quesos son producidos siguiendo tradiciones muy estrictas vinculadas con sus orígenes geográficos, principalmente el valle del río Po en el norte de Italia, que especifican cada detalle, desde el proceso de añejamiento hasta el origen de la leche utilizada.
Italia es celosa del nombre Parmesano ya que ha acudido a la UE en procura de prohibir su uso por imitadores.
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