lunes, 22 de diciembre de 2008

La recesión en Canadá marcará el inicio de 2009

MONTREAL.- La economía canadiense termina en 2008 con la industria automovilística en la sala de cuidados intensivos, el empleo en la sala de urgencias y el mercado inmobiliario en la de observación, según www.elinformador.com.mx

Los últimos días de 2008 serán recordados por la amenaza de quiebra que pesan sobre las filiales canadienses de GM, Chrysler y Ford, la columna vertebral de la industria manufacturera de Ontario, y en gran medida de Canadá.

Otras industrias, desde la de autopartes hasta la forestal, incluidas las industrias del sector primario -petróleo y metales- afectadas por la caída de precios de las materias primas, pasarán por un período de cambios, en algunos casos estructurales.

Al contrario de lo que el gobierno y el Banco de Canadá pensaban hasta hace unas semanas, la economía canadiense no ha sido inmune a la crisis financiera estadunidense que se expandió en las economías de todo el mundo.

ElBanco de Canadá, en su Revista del Sistema Financiero publicada el 11 de diciembre pasado, dice que la economía está ya en recesión y que la situación puede agravarse.

A esto se agrega que por primera vez desde hace una docena de años Canadá conocerá un pequeño déficit presupuestario en 2008 por la baja de ingresos fiscales, y quizás un fuerte déficit si Ottawa se ve obligada a estimular la economía.

Las bajas de impuestos que el gobierno conservador dio en 2007 y 2008 borraron los superávits presupuestarios dejados por las anteriores administraciones y gastaron las municiones justo cuando la economía necesita grandes inyecciones de fondos públicos, dicen economistas y partidos de la oposición.

Como a veces sucede, todo lo que podía ir mal fue mal, hasta en el sector que aseguraba el crecimiento canadiense, el petróleo, cuya caída de precios cortó los ingresos estatales y congeló cuantiosas inversiones en las arenas bituminosas en la provincia de Alberta.

En las últimas semanas se suceden de manera cotidiana los anuncios de las petroleras que posponen, recortan o revisan sus proyectos de inversiones en ese sector, y lo mismo sucede en la minería de metales, otro pilar de la economía canadiense.

El petróleo, gas natural, los metales y los minerales no metálicos fueron el sostén de las exportaciones en 2007 y en los primeros meses de 2008, hasta la caída de precios, pero ahora eso es cosa del pasado.

Y por la profunda integración comercial y de inversiones con el sureño vecino, es previsible un impacto mucho más extenso y profundo de la crisis financiera y económica estadunidense que el previsto hace pocas semanas.

El Banco de Canadá ya advirtió del riesgo de una retroalimentación negativa entre el sistema financiero y la economía real canadiense si los hogares canadienses endeudados y cada vez más expuestos al desempleo no pueden pagar sus hipotecas y sus deudas.

Ya no es descartable que Canadá conozca un agravamiento en el sector del mercado residencial, donde los analistas Jacquie McNish y Greg McArthur revelan que contrariamente a lo que se creía, en este país también hay hipotecas de alto riesgo, las 'subprime'.

En el presupuesto de 2006 el gobierno conservador de Stephen Harper permitió la entrada de esas hipotecas de alto riesgo sin depósito inicial, pagaderas a 40 años y en el primer semestre de 2008, según escriben McNish y McArthur en el Globe and Mail, fueron otorgadas hipotecas de ese tipo por 56 mil millones de dólares.

A mediados de 2008 y bajo la presión de los bancos canadienses preocupados por ese 'desliz' hacia el riesgo en la tradición canadiense, y con la implosión de la burbuja de hipotecas subprime en Estados Unidos, el gobierno prohibió ese tipo de préstamo hipotecario de alto riesgo.

Pero el problema existe y aunque pequeño ese sector de subprime en Canadá puede ser uno de los eslabones débiles que agraven la recesión a partir de la deuda de los hogares canadienses, como alertó el Banco de Canadá.

En el sector automotriz canadiense, que en un 80 por ciento depende de la deprimida demanda estadunidense, la crisis adquiere niveles dramáticos, lo que explica que el gobierno conservador tuvo que abandonar su reticencia a ayudarlo.

A mediados de diciembre y con el concurso del gobierno de Ontario, Ottawa anunció que dará una ayuda 'condicional' al sector -para conservar empleos- y proporcional a la que otorgue el gobierno estadunidense.

En este sector se manifiesta otro grave problema que afecta a los exportadores e importadores que contribuyen por alrededor del 40 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB): la falta de crédito para exportar, importar y expedir.

Los bancos temen la morosidad y prefieren no exponerse al financiamiento de esas operaciones mediante las letras de crédito para exportar, importar y expedir.

El sector financiero canadiense sigue reticente a involucrarse en la recuperación de la economía real y prioriza su recapitalización con las bajas tasas de interés del banco central, mientras cobra caro o niega los préstamos que las empresas necesitan para financiar sus operaciones corrientes.

El desempleo aumenta rápidamente y se anticipa que en enero llegará al 7.0 por ciento, los hogares tendrán mayores dificultades en cubrir sus deudas y esto llevará a una caída de la demanda interna, que ha sido la locomotora principal de la economía real.

Como alerta el banco central canadiense, un aumento de la morosidad afectará al sector financiero doméstico y a la economía real, un proceso de retroalimentación que agravará la crisis.

Todo esto se refleja en la Bolsa de Valores de Toronto, que desde el tope alcanzado en junio ha perdido más del 40 por ciento de su capitalización, sin que todavía se vea el final de este mercado bajista.

En cuanto a la respuesta del gobierno canadiense a esta crisis, habrá que esperar hasta el 27 de enero próximo, cuando el primer ministro Harper presentará su presupuesto.

La oposición en el Parlamento canadiense, que tiene la mayoría de diputados, critica la actitud del gobierno, que -dicen- ignoró la crisis y no tiene un plan realista para enfrentarla.

El consenso entre los economistas del sector privado es que será necesario un plan de estímulos inmediato y equivalente o cercano al 2.0 por ciento del PIB, o sea de unos 24 mil millones de dólares (EU).

Los conservadores han venido apostando a que esta crisis sería breve y ligera, pero el Banco de Canadá ya alertó que puede ser larga y profunda, lo que augura un difícil panorama para el 2009.

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