viernes, 5 de diciembre de 2008

Las dificultades de financiación se agravarán en el último trimestre, según el Banco de España

MADRID.- La oferta y la demanda de préstamos continuó contrayéndose en España entre julio y septiembre, una tendencia que se agravará en los tres últimos meses ejercicio, cuando las dificultades de financiación serán "ligeramente superiores a los ya de por si elevados registros del tercer trimestre", según la encuesta sobre Préstamos Bancarios del Banco de España.

La encuesta revela que esto se traducirá en un impacto "similar o algo más negativo" sobre los criterios de aprobación, sobre el importe y el margen de las nuevas operaciones, así como sobre el coste de los fondos propios y la disponibilidad de las entidades a prestar.

Asimismo, en el tercer trimestre se incrementaron los efectos de las tensiones en los mercados financieros y aumentaron las dificultades para acceder a los mercados monetarios y de emisión de valores, revirtiendo así la mejora observada en el trimestre anterior.

Entre julio y septiembre las tensiones "tuvieron de nuevo un efecto negativo sobre la disposición de las entidades españolas a conceder nuevos préstamos". Las entidades encuestadas explicaron que la reducción de la oferta obedece a las perspectivas relativas a la actividad económica en general y a sectores y sociedades concretas, así como a los riesgos asociados a las garantías requeridas y, en menor medida, los costes y la capacidad de financiación.

En concreto, la oferta en los créditos en España cayó de nuevo, aunque el ritmo de variación se suavizó "algo" respecto al trimestre anterior, excepto en el segmento del crédito a hogares para fines distintos de la adquisición de vivienda, en el que se mantuvo igual.

El endurecimiento de los criterios de aprobación de nuevos fondos a sociedades no financieras fue "particularmente elevado en las operaciones a plazos más largos, pero se produjo también en aquellas con vencimientos menores".

Además, se observa una mayor contracción de la oferta a las grandes compañías.

En el conjunto de la Unión Económica Monetaria (UEM), donde el ritmo de endurecimiento había sido significativamente menor hasta ahora, se acentuó la caída de la oferta, principalmente en los préstamos a sociedades no financieras.

En el caso de los concedidos a las familias, los criterios también se endurecieron en mayor medida que en el trimestre precedente, pero menos que en España.

Además, la situación de liquidez de las entidades y su capacidad para acceder a los mercados financieros siguieron afectando, sobre todo, a las nuevas concesiones de fondos a grandes empresas y en la financiación de operaciones de fusión y adquisición y de inversión en capital fijo.

Las condiciones de los créditos se hicieron más exigentes de forma generalizada en ambas áreas, si bien destacan el incremento de los márgenes aplicados, tanto para las de mayor riesgo como para el conjunto de las operaciones, y, en el caso de España, también el notable aumento en las garantías requeridas.

En todos los casos, el endurecimiento de las condiciones fue superior al registrado el trimestre anterior.

La demanda, por su parte, disminuyó "de forma muy importante en España y algo menos en la UEM", aunque en ambas áreas se esperaba una menor caída de las peticiones de fondos por parte de las empresas en la última parte del año.

En España, las peticiones de fondos fueron inferiores tanto por parte de las grandes empresas como de las pymes, y más en los préstamos a largo plazo que a corto.

Los factores que más contribuyeron a esta disminución fueron nuevamente la debilidad de la inversión en capital fijo y el escaso dinamismo de la actividad de fusiones y adquisiciones de empresas.

Estos mismos elementos fueron los que contribuyeron principalmente a recortar la demanda de crédito en el conjunto de la UEM, aunque, en este caso, el descenso volvió a ser significativamente menos marcado que en España.

En el segmento del crédito a las familias para adquisición de vivienda, se contrajo la oferta por parte de las entidades españolas, si bien el ritmo de endurecimiento de los criterios para la aprobación de nuevos préstamos se suavizó ligeramente, continuando la pauta observada el segundo trimestre de este año.

Las condiciones de las nuevas operaciones se hicieron más exigentes de forma generalizada y a un ritmo similar o incluso más intenso que en el período precedente. En la UEM, los márgenes de las nuevas operaciones se incrementaron significativamente más que en el trimestre previo, y el endurecimiento de los criterios de aprobación se aceleró.

En ambas áreas, detrás de dicha evolución se encuentran principalmente las expectativas de las entidades con respecto de la actividad económica en general y con respecto del mercado de la vivienda en particular.

No obstante, como ya ocurrió en períodos anteriores, la relevancia de este factor fue notablemente superior en España que en el conjunto del área del euro, mientras que la importancia del aumento en los costes de financiación y de las mayores dificultades para acceder a recursos externos fue similar en una y otra zona.

Asimismo, por primera vez desde el inicio de la encuesta, la competencia entre las entidades tuvo un efecto contractivo sobre la financiación a la vivienda en el conjunto de la UEM, circunstancia que se aprecia también en el caso de los préstamos para consumo y que viene produciéndose ya desde hace algunos trimestres en el segmento de empresas.

Las peticiones de fondos para adquisición de vivienda por parte de las familias volvieron a disminuir significativamente en el tercer trimestre de 2008, y más notablemente en España que en el conjunto de la UEM, si bien la brecha tendió a reducirse.

Dicha evolución fue resultado del deterioro en las perspectivas de los compradores con respecto del mercado residencial, de la menor confianza de los consumidores y del comportamiento de los otros gastos de consumo no relacionados con la compra de vivienda.

En el segmento del crédito a los hogares para fines distintos de la adquisición de vivienda, se produjeron en España recortes importantes en la oferta y en la demanda superiores a los de la UEM, por las expectativas sobre la actividad económica en general, los riesgos relativos a las garantías y, en especial, la percepción sobre la solvencia de los consumidores.

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