Según un comunicado de la organización, durante la concentración se corearon consignas con este mensaje, mientras en un escenario preparado para la ocasión, representantes de las distintas Federaciones de CGT, miembros del Secretariado Permante del Comité Confederal y de varias secciones sindicales intervinieron para defender los derechos de los trabajadores frente a la crisis.
Al tiempo que se desarrollaba la concentración, la CGT hizo entrega en el Ministerio de un escrito resumiendo la postura del sindicato ante la crisis, en el que expreso su firme rechazo al uso del dinero público para nacionalizar las pérdidas de la banca y la patronal, frente a la nacionalización de los beneficios y el reparto de la riqueza.
También mostró su rechazo a la directiva europea de la jornada laboral de las 65 horas, ya que, desde la CGT se reclama un reparto del trabajo para garantizar una jornada laboral que haga compatible la vida laboral, social, familiar y, por ello, demanda la semana laboral de 35 horas.
El sindicato también rechazó cualquier nueva reforma laboral y pacto social, y criticó el despido libre, al tiempo que se manifiestó contra los ERE's, los cierres, las deslocalizaciones, el paro, la carestía de la vida y la siniestralidad laboral.
Por último, la Confederación también quiso expresar su "enérgico rechazo a la represión del sindicalismo combativo y de los movimientos sociales".
Frente a todo ello, la CGT apostó por un nuevo modelo social basado en la autogestión, la participación y la libertad, en el que la clase trabajadora y la ciudadanía sean los protagonistas de su vida y de su futuro. Para conseguirlo, llamó a la movilización social global contra un sistema capitalista "injusto, militarista, antidemocrático e insostenible".
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