MONTREAL.- Cada uno de los ejecutivos de las 100 mayores empresas de Canadá ganó 8.2 millones de dólares (equivalentes a 113 millones de pesos), según el Centro Canadiense para Políticas Alternativas (CCPA).
“En el tiempo que se tarda en poner en marcha la computadora el primer día de trabajo después del Año Nuevo, el ejecutivo promedio de las grandes empresas canadienses ganó lo que recibirá el trabajador promedio en todo un año”, señaló el economista Hugh MacKenzie del CCPA.
En 1995 el salario promedio de los directores de las 50 más grandes empresas en Canadá equivalía a 104 salarios promedio de un trabajador, mientras que actualmente llegó a los 248 salarios.
El ingreso colectivo de los principales ejecutivos de las grandes empresas canadienses aumentó 22% en 2007 respecto del año precedente, según los datos tomados de los reportes de las empresas cotizadas en la Bolsa de Valores de Toronto.
Según este centro de análisis liberal, que tiene su sede en Ottawa, entre esos ejecutivos figuran los directivos de los grandes bancos canadienses “que recientemente recibieron un rescate de decenas de miles de millones de dólares del gobierno federal”.
Roger Martín, rector de la facultad Rotman School of Management de la Universidad de Toronto, dijo a la emisora pública Radio-Canadá que la aceleración de la brecha entre los salarios más bajos y los más altos comenzó en los años 80 y se aceleró a partir de los 90.
La manera actual de pensar en materia de compensación monetaria de los altos directivos de esas empresas, según el rector de la Rotman School of Management, es algo “totalmente equivocado”.
Consideró que muchos de esos altos ejecutivos no están creando valor sino destruyéndolo, despidiendo empleados y cosas de ese tipo. Se está incentivando a que estos ejecutivos tomen acciones malsanas y a veces desastrosas para las empresas, como las de asumir altos riesgos para maximizar sus bonos, alertó Martín.
Según analistas canadienses, no sería una sorpresa si después del desastroso 2008 se crea en Canadá una presión similar a la existente en Estados Unidos, donde el pago a los altos ejecutivos está bajo la lupa de la opinión pública.
“En el tiempo que se tarda en poner en marcha la computadora el primer día de trabajo después del Año Nuevo, el ejecutivo promedio de las grandes empresas canadienses ganó lo que recibirá el trabajador promedio en todo un año”, señaló el economista Hugh MacKenzie del CCPA.
En 1995 el salario promedio de los directores de las 50 más grandes empresas en Canadá equivalía a 104 salarios promedio de un trabajador, mientras que actualmente llegó a los 248 salarios.
El ingreso colectivo de los principales ejecutivos de las grandes empresas canadienses aumentó 22% en 2007 respecto del año precedente, según los datos tomados de los reportes de las empresas cotizadas en la Bolsa de Valores de Toronto.
Según este centro de análisis liberal, que tiene su sede en Ottawa, entre esos ejecutivos figuran los directivos de los grandes bancos canadienses “que recientemente recibieron un rescate de decenas de miles de millones de dólares del gobierno federal”.
Roger Martín, rector de la facultad Rotman School of Management de la Universidad de Toronto, dijo a la emisora pública Radio-Canadá que la aceleración de la brecha entre los salarios más bajos y los más altos comenzó en los años 80 y se aceleró a partir de los 90.
La manera actual de pensar en materia de compensación monetaria de los altos directivos de esas empresas, según el rector de la Rotman School of Management, es algo “totalmente equivocado”.
Consideró que muchos de esos altos ejecutivos no están creando valor sino destruyéndolo, despidiendo empleados y cosas de ese tipo. Se está incentivando a que estos ejecutivos tomen acciones malsanas y a veces desastrosas para las empresas, como las de asumir altos riesgos para maximizar sus bonos, alertó Martín.
Según analistas canadienses, no sería una sorpresa si después del desastroso 2008 se crea en Canadá una presión similar a la existente en Estados Unidos, donde el pago a los altos ejecutivos está bajo la lupa de la opinión pública.
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