martes, 27 de enero de 2009

El euro ¿nos ha servido? / Edmundo Fayanás Escuer

El uno de enero de 1999, se instauró el euro en nuestro país, así que celebramos el décimo aniversario de su funcionamiento y de la desaparición de la peseta. Tras esta década ya podemos hacer una valoración, tanto en sus aspectos positivos como negativos.

Nos ha proporcionado una mayor estabilidad macroeconómica a través del PEC (Plan de Estabilidad y Crecimiento), que siempre he criticado, no tanto por él sino por la falta de flexibilidad y por la dogmatización del mismo. El euro nos ha dado una mayor posibilidad de crecimiento, ofreciendo un mercado exterior más amplio y seguro. El 70% de nuestro mercado exterior se realiza en euros. El comercio con la Unión Europea ha crecido exponencialmente en estos diez años.

Ha posibilitado una mayor y mejor financiación y ha supuesto multiplicar la cantidad de liquidez disponible. La pertenencia al euro ha permitido que hayamos recibido una gran cantidad de inversión extranjera en todos los campos de la economía.

Ha ocasionado una simplificación administrativa, mayor transparencia en los precios y la eliminación de los costes de las divisas y de los riesgos cambiarios que esto suponía. Esto ha sido muy importante para el desarrollo de nuestro comercio y para el turismo. Todo ello ha ofrecido una mayor internacionalización del tejido productivo.

Otro aspecto nada desdeñable es que ahora ya no podemos devaluar como cuando existía la peseta. Si no estuviéramos en el euro, con la situación actual de 100.000 millones de euros de déficit comercial anual y una deuda de más de billón y medio de euros, tendríamos que haber acudido a la devaluación de la peseta (como ya habíamos hecho tres veces) al menos en un 30%, lo que hubiera provocado mayores dificultades que las actuales para nuestra economía.

Otro de los aspectos a favor del euro ha sido su efecto sobre la inflación, pues se ha ido manteniendo en unos niveles del 3% en estos últimos diez años.

Cuando teníamos la peseta el nivel de endeudamiento exterior máximo que podíamos tener podría rondar el 4-5% del PIB mientras que con el euro nos ha permitido llegar al 10%.

Si vemos el comportamiento de otras monedas que están fuera del euro, como es el caso de la libra esterlina (moneda mucho más fuerte que la peseta), esta ha tenido una depreciación de más del 25% respecto al euro. La peseta lo hubiera hecho mucho peor llegando incluso a la devaluación, creando una situación económica más difícil que la actual, pues tendríamos dificultades para financiarnos y por supuesto a costes muchos más elevados que los actuales. Lo más previsible es que hubiéramos ido a la bancarrota con los datos actuales.

Otro aspecto positivo del euro es su papel de moneda refugio. En 1998, las monedas europeas suponían el 18% de las reservas de divisas de los bancos centrales, mientras que diez años después suponen el 26% y con tendencia creciente.

Podemos decir, que fuera del euro hace mucho frío y que algunos países que lo rechazaron, ahora están estudiando la posibilidad de entrar en ella. Sin embargo, no todo ha sido positivo con el euro. Creo que su comportamiento es claramente mejorable, siempre y cuando se modifiquen algunos aspectos.

La alta paridad euro-dólar ha creado grandes dificultades a la economía europea y ha provocado fuertes problemas a los sectores exportadores, haciendo perder competitividad a las producciones europeas y más a las españolas que no tienen un gran componente de innovación. Como dice el economista Robert Ternabell “las tradicionales dificultades exportadoras de España, más intensas con la crisis mundial, se agravan además debido al alto precio del euro”.

Una moneda fuerte debe estar basada en un país fuerte, sin embargo Europa no lo es. Siendo una suma de países que no se ponen de acuerdo ni siquiera en las políticas económicas, no digamos ya en su estructura institucional, política exterior, de defensa, etc. Esto repercute negativamente y hace que el euro no avance más rápidamente como moneda de intercambio o de refugio en momentos de crisis como el actual.

El tener una moneda única debería llevar a una homologación de las políticas económicas, financieras y fiscales. Nada de esto se hace de forma coordinada y la última crisis es fiel reflejo de estas carencias. Esto provoca reticencias en todo el mundo y hace que el euro no haya desarrollado todo su potencial como moneda mundial.

El organismo que lleva el control del euro es el Banco Central Europeo. Su actuación a lo largo de estos años ha creado una gran polémica y desde mi punto de vista con grandes errores. Desde el mismo instante de su fundación, con el nombramiento de su primer presiente hasta el último gran error, cuando todo el mundo veía la crisis, este subió los tipos de interés en el mes de julio.

Como dice el economista García Coto “resulta bastante increíble la decisión de BCE de subir los tipos en julio, cuando ya en Estados Unidos habían empezado a bajarlos. El BCE no manejo bien los datos de que disponía sobre el alcance de la crisis. Fue una decisión muy criticable y es lógico que haya incomodado a mucha gente” Qué decir, de su falta de control sobre el sistema financiero europeo, con las consecuencias que estamos sufriendo actualmente.

Con el agravamiento de la crisis en España a lo largo de 2009, con la llegada del paro al 18% a finales del año, es decir, cuatro millones y medio de parados, es presumible que se oigan opiniones en contra del euro y de que nos salgamos de él. Desde mi punto de vista, esto sería un grave error. Soy partidario de seguir, pero lo que queda claro con esta crisis es que hay que modificar algunos aspectos importantes ¿Cuáles?

Modificar las actuales estructuras del BCE, planteando una regulación clara del sistema financiero. Dotarle de más amplias capacidades, no solamente el control de la inflación, sino también otros factores importantes, como el crecimiento, etc. Pero sobre todo, democratizar esta institución y que este bajo controles democráticos. Debe de dejar de ser la institución que mejor refleja el fundamentalismo neoliberal.

En resumen, podemos decir que el euro ha sido uno de los grandes aciertos europeos, pero ello exige, al mismo tiempo, una mayor coordinación económica y financiera, pero todo ello basado en servir a un modelo más o menos uniformado del estado del bienestar y garantizar los derechos de las personas. Esperemos que de esta crisis se extraigan las consecuencias debidas y que sirvan para la mejora de todos los europeos.

www.elinconformistadigital.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario