martes, 13 de enero de 2009

El lenguaje perdido de las grúas / Teodoro León Gross *

La República Checa, como es costumbre cada semestre de presidencia, ha llevado su visión de Europa a la sede del Consejo. Esta vez se trata de una idea provocadora; un puzzle escultórico de veintisiete piezas con los tópicos de Europa: Francia representada por una huelga, Italia como un estadio de fútbol donde los peloteros se masturban con el balón, Suecia encerrada en la caja de diseño de Ikea y España como una hormigonera hundida en un país de cemento.

Sin tentaciones de campanario -las obras llevan firmas poco complacientes de cada país- invitan a actualizar los pesados tópicos de Europa en el patio del edificio Justus Lipsius. Durante dos siglos han prevalecido los tópicos fijados en el siglo XVIII, descritos con sarcasmo por Voltaire, donde España equivalía a un oscurantismo miserable entre el infantilismo ocioso de Francia, la rigidez presuntuosa de los británicos, la insustancialidad ruidosa de Italia y demás atributos nacionales.

Está bien, así pues, revisar las miradas europeas sobre el colapso del modelo francés, el antieuropeísmo británico, la ficción sueca del Estado del Bienestar o la farsa del milagro económico español.

La Costa del Sol, como quizá la Costa Blanca retratada por Chirbes en 'Crematorio', se ha convertido en la estampa terminal de la orgía del ladrillo.

Los proyectos visados se han reducido a la mitad, la crisis financiera ha cerrado los grifos, Alemania y Reino Unido clausuran sus inmobiliarias, hay veinticinco mil casas sin vender, y todo eso como remate de un 'milagro económico' que ha descapitalizado el territorio turístico y además ha corrompido las administraciones y desactivado el I+D+i.

Ahora 'el lenguaje perdido de las grúas' -parafraseando a David Leavitt- ha trasladado su silencio devastador a las colas del Inem. España es un bloque de cemento naufragado; un tópico amargamente muy real.

* Profesor de la Universidad de Málaga

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