"Las cosas están mal, tan mal como nunca antes habían estado, por lo que hay que tomar en consideración medidas radicales y que hace apenas un año nos hubieran hecho pasar por lunáticos", señalan los autores del artículo.
A este respecto, afirman que RBS y Lloyds se encuentran en una posición "incómoda" y destacan que el Gobierno, siendo el principal accionista de ambos, asume para los contribuyentes el 100% de la parte negativa, mientras que obtiene bastante menos en los aspectos positivos.
Asimismo, los autores subrayan el nerviosismo de los mercados por los recientes desplomes de las acciones de los bancos británicos y apuntan que está provocado por la "firme creencia" de que existe una "elevada probabilidad" de que estas entidades necesiten recibir nuevas inyecciones de capital, que, en su opinión, seguramente deberá proceder del bolsillo de los contribuyentes.
Además, McFall y Moulton apuntan el 'conflicto de intereses' que surge en el seno de estas entidades 'seminacionalizadas' entre su búsqueda de capital y de la maximización de beneficios para los accionistas, frente a los deseos políticos de que estos bancos empleen el capital captado en resolver la crisis crediticia.
"La probabilidad de éxito de este modelo de 'nacionalización parcial' es baja, ya que el conflicto de objetivos es irresoluble. Mientras se mantengan bajo esta 'nacionalización parcial' seguirán sujetos a difíciles cuestiones sobre su capitalización y su gobierno, a la vez que continuarán las incertidumbres respecto a su futuro", señalan.
Por otra parte, los autores destacan que estas entidades también deben limpiar sus balances de 'activos tóxicos', algo a lo que puede contribuir el nuevo plan de garantías del Gobierno, pero que necesitará tiempo, por lo que nadie confiará demasiado en estas entidades como para proporcionarles crédito o depositar sus ahorros sin precauciones.
"Si tiene que ocurrir, cuanto antes suceda, mejor. Dejadnos tomad el control, nacionalicen ambas entidades", afirman los autores, quienes defienden que este claro respaldo público permitirá utilizar estos bancos para reactivar el flujo crediticio. "Podrían prestar muchísimo, ya que el Gobierno proporciona una mejor garantía de capitalización que cualquiera. Esto ayudaría a atenuar la recesión a corto plazo", afirman.
Asimismo, McFall y Moulton destacan que la plena nacionalización de RBS y Lloyds permitiría 'limpiar' los balances de ambas entidades de una manera ordenada, lo que minimizaría las pérdidas y las tensiones del mercado. "En unos años, sería posible limpiar y simplificar estas entidades para devolverlas a manos privadas en buenas condiciones", señalan.
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