domingo, 25 de enero de 2009

La banca vuelve a sus orígenes

MADRID.- Lehman Brothers, Fortis, Northern Rock y una larga lista de gigantes de la banca han tenido que ser rescatados por las autoridades estatales para no ir a la quiebra. Esta crisis ha abierto un debate sobre los cambios necesarios en el sistema para que este tipo de situaciones no se repitan en el futuro. El sector atraviesa un periodo de profundos cambios no sólo coyunturales, sino estructurales, y numerosas voces piden un nuevo orden financiero internacional y la creación de organismos supervisores que aseguren la transparencia en los mercados.

Esta dinámica, como no podía ser de otra forma, ha provocado un rápido y brusco volantazo en la dirección y estrategia de las firmas del sector, que lógicamente tiene unas consecuencias directas sobre la organización del trabajo, el empleo, las políticas de recursos humanos y el día a día de los profesionales del entorno financiero, a juicio de "El Mundo".

Un ejercicio de gestión del cambio que muchos nunca habían tenido que afrontar porque sólo habían conocido tiempos de vacas gordas.Las entidades han comenzado a transmitir un cambio de chip a sus plantillas en la forma de vender productos financieros y de dirigirse al cliente, para que aprendan a decir «no». Y la formación es una de las herramientas para lograr este tipo de transformaciones.

Sin duda, el actual contexto internacional está marcando las demandas de formación de los departamentos financieros de las empresas, de las firmas del sector y de las entidades bancarias.Javier Pelegrí es el director del área de empresas del Centro Internacional de Formación Financiera (CIFF), una escuela de negocios especializada en esta materia, puesta en marcha por el Banco Santander y la Universidad de Alcalá de Henares. «Este año, las entidades financieras están centrando todos sus esfuerzos en los riesgos, fundamentalmente en dos cuestiones. En cuanto a la concesión de riesgos a las empresas, están demandando cursos para formar a sus profesionales en el análisis cuantitativo, es decir, la interpretación de los estados financieros y los balances, que este año son diferentes por la entrada en vigor del nuevo Plan General Contable; y en el análisis cualitativo: conocer la dirección, los recursos humanos, las fábricas, los productos, etcétera de las compañías», explica Pelegrí. Pero, sobre todo, añade, «están solicitándonos formación sobre el seguimiento del riesgo, lo que se denomina en el argot gestión de irregulares y moras. Esto es, vigilar y controlar que el cliente no entra en situaciones de dificultades económicas y financieras. Además, nos piden algo de formación sobre la nueva Ley Concursal, lo que antes eran las quiebras y suspensiones de pagos. Y las empresas que no son entidades financieras se están interesando por la gestión de cobros, el control de gestión y el nuevo Plan General Contable», destaca el responsable del CIFF.

Regreso a lo técnico

Por su parte, Manuel Romera, director del sector financiero de IE Business School, añade que, en general, los contenidos por los que se interesan ahora las firmas del sector, tienen un componente más técnico: «La planificación financiera, la gestión de inversiones coherentes, cómo formular el plan de negocio -que es algo que los bancos están pidiendo a las pequeñas y medianas empresas-, la gestión macroeconómica de la crisis, mercados financieros, refinanciaciones y estructuraciones de deuda, la viabilidad por encima de la rentabilidad. Se han abandonado temas como las habilidades, el coaching, la venta consultiva, la cadena de valor y la motivación y han entrado en juego los números, el plan de viabilidad, la valoración de empresas, las operaciones fiscales o el cash flow».El responsable del Instituto de Empresa subraya que, en definitiva, lo que ha provocado la tormenta es la vuelta a la esencia de lo que es el mundo financiero. «Ahora se trata de sobrevivir e intentar ganar dinero».

Una de las primeras consecuencias de los problemas de las entidades bancarias han sido los recortes en los presupuestos de formación, que se traduce en una mejor formación, con la participación de menos empleados y, como ya se ha comentado, un cambio en la temática de los cursos impartidos a la plantilla. «En España no se piensa aún que la formación sea algo que añade valor», reconoce Romera.Por su parte, el director del área de empresas del CIFF, explica que, «al reducirse la inversión en formación, ésta se focaliza en temas más tangibles, de negocio, y menos en cuestiones como las habilidades». Pere Fernández, director general de la consultora de formación Epise, va más allá. «La inversión en formación ha descendido en la banca española un 30%. Y del dinero que se mantiene, el 60% se está haciendo de forma interna y tan sólo un 10% está siendo utilizado para contratar cursos externos. Se está dando un frenazo que produce atonía».

Fernández explica que, desde finales del pasado año, las entidades financieras han dejado de contratar personal. Grandes organizaciones, como BBVA, La Caixa o Caja Madrid han pasado de incorporar entre 1.000 y 2.000 personas por año a no realizar incorporaciones.Por este motivo, entre el 90% y el 100% de la formación de acogida en el puesto de trabajo se ha anulado. «Ahora nos están pidiendo cursos sobre análisis de riesgos y, sobre todo, recuperaciones de impagados. También algo sobre operaciones de pasivo, las de toda la vida. La banca está volviendo a sus orígenes», concluye el directivo de Epise.

Nuevas asignaturas

Los cambios en la orientación de la formación de estos profesionales no sólo están incidiendo en los programas a medida o in company que solicitan las empresas, sino que los propios centros de formación intentan adaptar los contenidos de sus cursos a las demandas del mercado. Ignacio de la Torre, director de los másteres de finanzas del IE, destaca que "la inquietud de los responsables financieros de las empresas es que los recortes en el crédito no van a ser coyunturales, sino estructurales. Por eso hemos introducido en nuestros tres másteres en finanzas una asignatura sobre diversificación de las fuentes de financiación, dirigida sobre todo a que las empresas medianas no dependan sólo de los bancos. Pueden titulizar activos, emitir bonos, utilizar el capital riesgo, vender deuda o pedir préstamos a fondos de pensiones.También hemos desarrollado una asignatura obligatoria sobre financiación islámica, porque hay en el mundo 800.000 millones de dólares de dinero para invertir en negocios que cumplan con los preceptos del Corán».

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