domingo, 4 de enero de 2009

La caída del crudo congela la nacionalización de Chávez

CARACAS.- El magnate de la Standard Oil Company, John D. Rockefeller, decía que el negocio más rentable del mundo es una empresa petrolera bien gestionada, y el segundo mejor, una petrolera mal administrada.En una de estas dos situaciones se encuentra Hugo Chávez, que defiende que, gracias a sus políticas socialistas, Venezuela está sorteando las turbulencias de la crisis financiera mundial, se escribe en "El Mundo".

Al menos por ahora, porque el precio del petróleo ha caído desde los 150 dólares por barril en julio, hasta menos de 33 en la actualidad. En divisas, el quinto mayor exportador de crudo de la OPEP recibía hace seis meses cerca de 390 millones de dólares diarios por la venta de petróleo. Hoy no llega a 90 millones.

Ante esta situación, el Ejecutivo venezolano se ha replanteado su ambicioso plan de nacionalizaciones, que en 2008 afectó al Banco Venezuela, propiedad del Santander (SCH); a la mayor acería de la zona andina y el Caribe (Sidor); y a la cementera mexicana, Cemex, a la suiza Holcim, y a la francesa Lafarge.

Chávez, que promueve la intervención del Estado en las principales áreas de la economía, sostiene que el Gobierno cuenta con suficientes fondos para concretar estas nacionalizaciones, pero prefiere esperar a ver la evolución de los precios del petróleo antes de tomar una decisión final.

«Hay que comparar lo que hoy está pasando en más de medio mundo y lo que hoy pasa en Venezuela. Frente a la crisis mundial, el pueblo venezolano, en estos días, está en las calles, adquiere obsequios navideños y demás enseres para disfrutar las navidades en familia», dijo esta semana el mandatario, para alabar cuatro años de crecimiento económico, y un nivel de desempleo del 8,5%, según las estadísticas oficiales.

Crítico con el capitalismo estadounidense, el líder bolivariano señaló que las grandes empresas financieras quebradas, entre ellas Lehman Brothers y Merrill Lynch, fueron las mismas que auguraban el fracaso de la economía del país por su política de estatizaciones.

«A mí me acusan de ser el diablo por nacionalizar empresas Esos caballeros tenían 10 años diciendo: Venezuela se hunde, Venezuela se hunde, se hunde, y ¡pum! se hundieron ellos», ha repetido entre risas durante la debacle del sistema financiero mundial.

Sin embargo, con un presupuesto anual para 2009 calculado sobre un barril a 60 dólares, los actuales ingresos petroleros podrían ser insuficientes para cubrir el enorme gasto público, lo que obligará al Gobierno a subir los impuestos o devaluar su moneda en los próximos meses. Esta última medida repercutirá en su ya galopante inflación, de más de un 30% en 2008, que asfixia a muchas familias.

El Banco Central de Venezuela (BCV) dispone de 38.000 millones de dólares en reservas internacionales, y el Ejecutivo de otros 20.000 millones colocados en fondos estatales, lo que permitiría en el corto plazo amortiguar este brusco descenso en los ingresos.

La cesta venezolana de crudos representa alrededor del 94% de los beneficios por exportación, el 45% del presupuesto, y el 30% del Producto Interior Bruto del país.

«Estos procesos (de estatización) siguen adelante, cada uno a su ritmo», dijo recientemente Hugo Chávez, quien sugirió que Venezuela cuenta con suficientes garantías para completar la compra de estas empresas, aunque sea a plazos.

Según estimaciones de analistas, concluir todas las estatizaciones anunciadas en 2008 por Chávez costará entre 4.000 y 4.500 millones de dólares.La filial venezolana del Santander fue valorada en 1.200 millones de dólares.

El grupo financiero presidido por Emilio Botín dijo a finales de octubre que las negociaciones estaban «muy adelantadas», y que esperaba cerrar la venta del Banco de Venezuela (la tercera entidad en número de depósitos) a finales de año.

Pero ahora Chávez dice que su Gobierno «no tiene apuro», y que debe revisar cualquier impacto de la crisis financiera mundial sobre el valor de la entidad. El objetivo sería volver a negociar su compra, alegando que el banco del Santander vale menos por la caída de sus acciones en la Bolsa de Caracas.

Más complicado es el caso de las cementeras (Cemex, Lafarge y Holcim), y de la empresa siderúrgica Sidor, con capital argentino.Todas las compañías fueron nacionalizadas mediante decretos de expropiación, y el Gobierno venezolano todavía no ha indemnizado a sus accionistas.

El gigante mexicano aspiraba a recibir más de 1.300 millones de dólares, mientras que el equipo económico de Chávez ofrece la mitad; 700 millones de dólares. La diferencia se resolverá, previsiblemente, en un arbitraje internacional.

Por otra parte, el Gobierno pactó con Lafarge y el Holcim un pago total de 918 millones de dólares, que todavía no se ha completado.Lo mismo sucede con Sidor, una empresa del grupo Techint, que después de cuatro meses de negociación y un acuerdo final por 1.600 millones de dólares, sigue sin desembolsarse.

En medio de estas negociaciones, algunos funcionarios criticaron a estas empresas por actuar de manera presuntamente malintencionada durante el proceso de compraventa. En este sentido, el Gobierno venezolano envió a la Fiscalía una serie de delitos medioambientales cometidos presuntamente por Cemex.

Y durante las negociaciones amonestó severamente a Techint por sacar del país considerables activos de Sidor, y a la Junta Directiva del Banco de Venezuela, que percibió un jugoso sobresueldo para estas Navidades previniendo un desenlace rápido de la nacionalización.

Expropiaciones bolivarianas

CANTV: En febrero de 2007, Chávez inició, con la compra de la mayor empresa de telecomunicaciones, su ambicioso plan de nacionalizaciones. Propiedad de Verizon, fue valorada en 2.000 millones de dólares.

EDC: El Gobierno pagó 739 millones dólares por el 82,14% de la mayor eléctrica del país, propiedad de AES.

Acería Sidor: Expropiada en mayo. El Gobierno acordó con Techint un pago, que ya se ha dilatado cuatro meses, de 1.600 millones de dólares.

Cementeras (Cemex, Lafarge y Holcim): Expropiadas en junio, el Gobierno pactó con las filiales de Lafarge y Holcim una indemnización de 819 millones de dólares, que no se ha completado.

Banco de Venezuela (SCH): En negociaciones. El banco español esperaba obtener 1.200 millones de dólares, aunque ahora Chávez quiere revisar el valor de la entidad.

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