viernes, 2 de enero de 2009

La crisis y el socialismo del siglo XXI en Venezuela

MADRID.- Chávez sorprendió a los venezolanos que se disponían a celebrar la Nochebuena cuando apareció en las pantallas de televisión en una misa, dando lectura a pasajes de la Biblia. A la salida de la Iglesia, declaró que la crisis de la economía mundial no afectaría al país. "Hemos tomado medidas a tiempo, nuestra economía es robusta", según recoge la COPE, emisora de la Conferencia Episcopal Española.

"Es un mensaje para quienes se frotan las manos y creen que la crisis acabará con Chávez".

El ministro de Finanzas no comparte el optimismo presidencial, y dijo en un comunicado que la crisis financiera durará unos tres años.

El ministro, quien desempeñó la Secretaría General de la OPEP, es consciente de que la reducción de producción, acordada en Argelia por el cártel, no ha tenido el impacto esperado, que la demanda mundial seguirá retrocediendo y se profundizará aún más en 2009, al punto de que, según el Banco Mundial, el crudo se cotizará en el entorno de los 40 dólares.

Chávez finalmente ha reconocido la tendencia a la baja, que afecta en especial la cesta venezolana, aunque reiteró: "así el petróleo llegue a cero, la revolución seguirá adelante".

En criterio de expertos, las medidas que vendrán después del referendo serán muy severas, pues el presupuesto de 2009 está calculado a 60 dólares el barril, lo que significa una diferencia de 30.000 millones de dólares, si es que PDVSA produce 3.600.000 barriles, cifra que está muy lejos de la realidad, según la Agencia Internacional de Energía y la OPEP.

Agregan los analistas que la industria petrolera está totalmente atada a las peticiones de dinero del Ejecutivo, y que las reformas de Chávez, la última de las cuales fue el impuesto a las ganancias súbitas, dejó a las empresas privadas que trabajan en el país al borde de la confiscación de sus ingresos.

"La mayoría de las transnacionales prefieren mirar los toros desde la barrera, aguardando tiempos mejores para la inversión. El descenso de los precios probablemente traerá vientos de cambio en la política petrolera".

Será el gran tema de debate en el próximo año y el trago más amargo para Chávez. No tiene que significar su final, como alardeó en Nochebuena, pues está electo hasta el 2013, y sus más enconados adversarios lo quieren en la presidencia, haciéndole frente a la interrogante de si es compatible el socialismo siglo XXI con la crisis económica más grave de los últimos cien años en un país que depende enteramente del petróleo.

Hay expectativas por los efectos de la crisis en la geopolítica de Chávez y su ascenso a personaje de primera fila en el escenario internacional. Ha firmado centenares de acuerdos energéticos que las contrapartes suscriben seducidas por las promesas de financiación. Con el petróleo ha conquistado aliados incondicionales en Bolivia, Nicaragua, Ecuador, y una fuerte influencia en el Caribe y Centroamérica. Igualmente relaciones de amistad íntima con Argentina y apoyos significativos de Brasil.

Las alianzas estratégicas con Irán, Rusia, Bielorrusia y Siria responden a política exterior e intereses comerciales de esos países, y no tendrían por qué afectarse. China se convierte en incógnita, pues el interés por nuestro petróleo lo determinaban los altos precios. Cuba no admite dudas porque Chávez depende políticamente de La Habana, cuyos funcionarios controlan resortes del poder de los cuales no puede desprenderse sin afectar servicios de seguridad e inteligencia que se han constituido en pilares de su Gobierno.

La crisis no acabará con él, pero sí posiblemente con su estruendosa e influyente política exterior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario