miércoles, 14 de enero de 2009

La economía de EE UU inicia el año con debilidad y malas perspectivas

WASHINGTON.- La economía estadounidense inició el nuevo año en una posición de debilidad al contraerse aun más el gasto consumidor, lo que obligó a los detallistas a ofrecer menos ofertas y a la fábricas a producir menos.

El examen de la Reserva Federal (banco central) sobre la situación empresarial en todo el país, difundida el miércoles, sugiere que el panorama económico nacional ha empeorado en los últimos dos meses. Y el panorama aparece igualmente sombrío.

"En general, la actividad económica sigue debilitándose en casi todos los distritos de la Reserva Federal", concluyó el informe.

A fin de apuntalar la economía, el presidente de la Fed Ben Bernanke y sus colegas han indicado que mantendrán la tasa federal básica en su actual nivel de casi cero durante algún tiempo.

Hace un mes, la Fed situó esa tasa entre cero y un 0,25%. La Fed la mantendrá en ese arco en su próxima reunión del 27-28 de enero seguramente por el resto del año, pronosticaron los economistas. La Fed prometió además utilizar otras medidas no convencionales para reactivar la economía.

La recesión, que acaba de iniciar su segundo año, es ya la más larga en un cuarto de siglo y seguramente será la más prolongada desde la Segunda Guerra Mundial.

La mayor parte de los detallistas dijeron haber tenido ventas "generalmente negativas" en el periodo navideño y se mostraron muy cautelosos ante las ventas en los próximos meses, según el informe de la Fed recopilado entre fines de noviembre y el 5 de enero.

"Muchos detallistas en los distritos de Filadelfia, Atlanta, Kansas City y Dallas creen que continuará la debilidad o la ventas escasas", dijo el informe. "El panorama fue mixto en el distrito de Cleveland, y los detallistas en el distrito de Boston se mostraron alertas".

El gasto consumidor (que incluye las ventas detallistas) es un importante componente de la actividad económica nacional. Empero, las reducciones de plantilla, la pérdida del valor de la vivienda y la contracción de los ahorros con destino a la jubilación han hecho al consumidor estadounidense extremadamente cauteloso.

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