De este modo, las ventas minoristas en EEUU concluyeron 2008 con una caída acumulada del 0,1%, su primer descenso en 17 años, constatando el frenazo del consumo como producto de la crisis económica y financiera, así como por el fuerte incremento del desempleo.
Asimismo, sin tener en cuenta las ventas relacionadas con la industria del automóvil, las ventas minoristas sufrieron un descalabro del 3,1%, el mayor descenso desde que se iniciaron los registros a comienzos de la década de los 90.
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