martes, 13 de enero de 2009

Lluvia de críticas al plan de reactivación económica en Alemania

BERLÍN.- El plan de estímulo económico de 50.000 millones de euros aprobado el lunes por el gobierno de Alemania, que en un primer momento se había mostrado reticente a las ayudas públicas para salir de la crisis, fue criticado por tacaño y por llegar tarde.

La patronal alemana y los sindicatos fueron los primeros en criticar este martes el plan, adoptado durante la noche por los socialdemócratas y los conservadores, integrantes de la "gran coalición" de la canciller Angela Merkel.

La jefa del gobierno salió al paso de las críticas y defendió la iniciativa, afirmando que "liberará fuerzas en favor del crecimiento y el empleo".

"Defender el empleo es lo que nos guía", dijo Merkel en una conferencia de prensa para presentar el que calificó como el "mayor plan de reactivación de la historia de la República Federal de Alemania".

El programa "tiene en cuenta la dimensión de la crisis y la determinación del gobierno", añadió la canciller conservadora.

El plan se apoya principalmente en dos pilares: un importante programa de inversiones (17.000 a 18.000 millones de euros) y recortes de impuestos y de cotizaciones por un total de 9.000 millones de euros.

Se suman medidas de incitación a la compra de vehículos nuevos, la creación de un fondo de 100.000 millones de euros de garantías a las empresas con problemas de financiación o una prima para las familias de 100 euros por hijo.

Este plan va a obligar a la primera economía europea a asumir el año próximo el mayor déficit público desde 1945, afirmó Volker Kauder, jefe del grupo parlamentario cristiano-demócrata de Merkel. Alemania superará en 2010 el límite del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) fijado por el Pacto de Estabilidad Europeo, como ya reconoció su ministro de Finanzas, el socialdemócrata Peer Steinbrueck.

Pero sus críticos calificaron las medidas, muchas de las cuales sólo serán efectivas a partir del 1 de julio, de demasiado restringidas para luchar contra lo que los economistas advierten será la peor recesión en seis décadas.

"Es ridículo creer que unas cantidades tan endebles puedan estabilizar la economía", declaró el líder del opositor Demócratas Libres, Guido Westerwelle, al diario Muenchener Merkur, pidiendo mayores rebajas fiscales.

El plan, que se suma a un paquete de 31.000 millones de euros decididó en noviembre y considerado insuficiente dentro y fuera de Alemania, tampoco convenció a las entidades de empresarios.

La federación de cámaras de comercio e industria exigió por su parte "una mejora de la fiscalidad a las empresas antes del fin de la legislatura" en septiembre, según su director Martin Wansleben, citado por el diario Frankfurter Rundschau.

El gobierno "podría haber ido más lejos en lo que concierne a las reducciones de impuestos", consideró por su parte Eckart Tuchtfeld, economista de Commerzbank, juzgó sin embargo que el nuevo plan dará "un impulso a la coyuntura".

Las críticas no vieron sólo de la patronal. La Confederación de Sindicatos calificó de "inútiles las reducciones de impuestos sin contrapartida presupuestaria" y de "problemático" el fondo de 100.000 millones de euros para ayudar a las empresas a convencer a los bancos de que les den crédito.

"El plan van en la buena dirección. Pero su volumen no bastará para proteger el empleo y suavizar la recesión. Necesitaríamos un volumen dos veces más importante", afirmó su presidente Michael Sommer.

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