domingo, 4 de enero de 2009

Los demócratas ven improbable aprobar el plan de estímulo económico antes del juramento de Obama

WASHINGTON.- Los demócratas en el Congreso dijeron el domingo que el presidente electo Barack Obama tendrá probablemente que esperar hasta el mes próximo antes de tener la oportunidad de aprobar una iniciativa de estímulo a la economía.

El equipo de Obama había confiado en que esa iniciativa estaría en su oficina, lista para firmarse, para el 20 de enero, la fecha de su juramento.

"Va a ser muy difícil integrar el paquete tan pronto", dijo el líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Steny Hoyer. "Pero evidentemente queremos que este paquete sea aprobado por la Cámara de Representantes a más tardar a finales de este mes, para pasarlo al Senado y enviarlo al presidente" antes de mediados de febrero.

Obama planeaba reunirse mañana lunes con el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, y con Nancy Pelosi, quien encabeza a los demócratas en la Cámara de Representantes, a fin de abordar la posibilidad de promulgar un plan colosal de gasto gubernamental.

El presidente electo programó también un encuentro separado con los equipos completos de líderes demócratas y republicanos.

Reid dijo que sus colegas harán "su mejor esfuerzo" para tener listo un paquete lo más pronto posible, pero se mostró reacio a fijar un plazo para completarlo.

"Vamos a hacerlo lo más rápido que podamos", puntualizó.

Por su parte, Hoyer señaló: "Vamos a movernos lo más rápido posible, ante nuestras responsabilidades de cerciorarnos de la aprobación de un paquete que funcione".

Obama dijo que el Congreso debería aprobar un plan diseñado para generar 3 millones de empleos. El presidente electo no ha anunciado el monto económico definitivo del paquete, pero sus asesores dijeron que el costo podría ser incluso de 775.000 millones de dólares.

Algunos asesores en el Congreso cercanos a la medida dicen que ésta combinará probablemente reducciones de impuestos de entre 500 y 1.000 dólares para personas de la clase media, junto con unos 200.000 millones de dólares destinados a ayudar a los estados, carentes de liquidez, con sus programas de seguro de salud Medicaid para los pobres, así como con otros costos operativos.

Una buena parte de la medida iría a proyectos de obras públicas e incluiría nuevos programas, como la investigación y el desarrollo de tecnologías eficientes en el consumo de energía, o una onerosa reconstrucción del sistema informático para el sector de la salud.

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