domingo, 25 de enero de 2009

Los 'vigilantes' de la deuda

MADRID.- Nunca una sola vocal había tenido tanta importancia en la economía de un país. Basta con restarle una 'A' a la deuda que emite el Tesoro español para aparecer en los periódicos económicos de todo el mundo como una economía en auténtico declive, más incluso que la de Estados Unidos, Reino Unido o Francia, a juicio de "El Mundo".

Todo por una letra. O mejor, por la agencia que la ha quitado.Es Standard&Poor's, una de las tres mayores empresas del mundo dedicadas a emitir calificaciones crediticias. Esta compañía, que pertenece a McGraw-Hill -el séptimo editor del mundo-, ostenta junto a Fitch y Moody's el privilegio de poner nota a todo lo que sea susceptible de ser negociado en los mercados financieros del mundo. Bueno, a casi todo, porque todavía quedan algunos activos que no tienen la obligación de estar calificados por una agencia de rating, como los bonos, los préstamos titulizados y el capital riesgo.

Sin embargo, una cosa es lo que diga la ley y otra lo que exija el mercado. Y hoy por hoy nadie está dispuesto a comprar un activo sin que tenga una nota puesta por alguna de estas compañías, que se crearon a comienzos del siglo XX con el objetivo de «unificar criterios entre instituciones y compañías de diferentes países y con sistemas contables de difícil acceso para el inversor», aclaran en Fitch.

El gran negocio de estas empresas salta a la vista con sólo mirar sus resultados. En 2007, las tres grandes -en realidad existen muchas más, pero con menor credibilidad y penetración en todo el mundo- ganaron 5.350 millones de dólares (unos 4.100 millones de euros) debido especialmente a dos unidades de negocio: la emisión de calificaciones y la venta de análisis a inversores institucionales.

Moody's, Fitch y S&P emiten periódicamente calificaciones a la deuda de más de 100 naciones soberanas y más de 180.000 emisiones privadas de toda índole, como finanzas estructuradas o deuda corporativa. En total, ponen su rating a deuda por importe de más de siete billones de euros. Para ello, utilizan una escala más o menos estandarizada que fue creada en 1923 y que va desde la triple A (máxima calidad crediticia) hasta la D (en mora en sus obligaciones con los inversores). Además, dentro de la calificación se mide la deuda a largo plazo, a corto y la perspectiva a futuro.Actualmente cuentan con la máxima calificación, AAA -equivalente a una probabilidad de impago de 4 entre 10.000- países como EEUU, Suiza o Alemania. En el lado opuesto, Ecuador es hoy por hoy el país con peor rating, con una calificación de su deuda a largo plazo de CCC+ y una perspectiva negativa, es decir, con alta probabilidad de default o quiebra.

Esta misma semana S&P rebajó el rating de España desde la máxima nota hasta el AA+ con perspectiva estable. Esto supone, según recuerda el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez, un riesgo de impago de sus obligaciones de 5 entre 10.000. «España ha pasado de la matrícula de honor al sobresaliente. No hay que alarmarse por este recorte», explica.

El mercado de las agencias de rating dio un vuelco importante en 1975, cuando Estados Unidos creó la Agencia de Calificación con Reconocimiento Nacional (NRSRO por sus siglas en inglés), un organismo que actúa como regulador de estas compañías. Hasta entonces se seguía el modelo investor-pays, es decir, un inversor pagaba a la agencia si quería obtener un informe de riesgo sobre una determinada compañía o país. El problema era que de este modo se creaban grandes diferencias en el mercado, facilitando la información privilegiada para determinados inversores. Por eso, se cambió al actual modelo, el issuer-pays, en el que es el emisor de deuda quien paga estas calificaciones, lo que hace que lleguen gratuitamente a todo el mercado.

Además de la agencia NRSRO, estas compañías están reguladas en todos los mercados donde operan y cuentan con fuertes controles de auditoría para garantizar su independencia. No obstante, a raíz de la crisis subprime -cuyo origen partió de una calificación excesivamente buena a activos contaminados-, estas empresas han quedado en el punto de mira de gobiernos e instituciones regulatorias supranacionales.

Ese es el gran reto para 2009, lograr una mayor independencia y supervisión de estas compañías a través de normas más estrictas.Así se intentarán evitar nuevos casos como los de Enron o Worldcom, dos gigantes que acabaron en quiebra tras manipular sus estados contables con el visto bueno de auditorías externas.

FITCH

La agencia europea de mayor renombre internacional

Fundada en 1913 como Fitch Investor Service, la actual agencia de calificación de riesgo dista mucho de lo que fue en sus orígenes.Esta compañía ha crecido a lo largo de casi 100 años de vida a través de fusiones y adquisiciones. La última fue en 2000, cuando compró la unidad de calificación de Thomson Corporation para dar lugar a la actual Fitch Ratings, un gigante con más de 2.300 empleados repartidos por 39 países. El mayor accionista de Fitch es Fimalac, una compañía francesa de servicios de inversión que cotiza en la Bolsa de París y cuyo presidente es Marc Ladreit de Lacharrière. Este empresario, consejero de L'Oreal y Renault, es una de las mayores fortunas de Francia y ocupa el puesto número 437 de mayores patrimonios del mundo, según Forbes. Fitch obtuvo en 2007 un beneficio de 623,4 millones de euros y emite calificación de deuda por importe superior a 5,3 billones de euros.

STANDARD&POOR'S

Un gigante financiero en manos de un grupo editorial

Si la editora estadounidense McGraw-Hill se cuenta entre una de las mayores empresas del mundo es porque entre sus activos cuenta con la agencia de calificación de riesgo Standard&Poor's (S&P).Realmente S&P es mucho más que una simple agencia de rating.Sus tres grandes áreas de negocio son la emisión de calificaciones, el servicio de estudios y análisis y la creación de índices bursátiles.A esta editora especializada en educación y economía pertenece el famoso índice neoyorquino S&P 500, que se encuentra entre los más negociados del mundo diariamente. También cuenta con el S&P Global 1200, que cubre 31 mercados de todo el mundo y aproximadamente el 70% de la capitalización bursátil global.

En 2007 el beneficio total de Standard&Poor's alcanzó los 2.340 millones de euros, de los que la mayor parte proviene de su área de mercados de crédito.

MOODY'S

Proveedor de estadísticas y análisis a más de 11.000 clientes

Moody's conforma junto con Fitch y S&P las tres mayores agencias de calificación de riesgo del mundo. Cuenta con más de 3.000 empleados, de los que una tercera parte son analistas. La compañía matriz, Moody's Corporation, cotiza en la Bolsa de Nueva York y da servicio a más de 9.300 clientes y 2.400 instituciones en el mundo. Los beneficios del grupo alcanzaron 1.769 millones de euros en 2007, repartidos entre sus áreas de rating, análisis y bases de datos. El presidente de Moody's es Raymond W. McDaniel, la fortuna número 329 en el mundo, según la última lista de Forbes.En España Moody's abrió sus oficinas en 1993 tras la aprobación de la Ley sobre Fondos de Titulización Hipotecaria en España, aunque presta servicio de rating desde 1987. La cuota de mercado de titulizaciones de bancos y cajas españoles supera el 95% en los últimos tres años.

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