miércoles, 28 de enero de 2009

Obama no convence a los republicanos del Congreso de apoyar su plan de estímulo

WASHINGTON.- El presidente Barack Obama buscó sin mayor éxito convencer a los renuentes republicanos en el Congreso estadounidense de dar su apoyo al amplio plan de reactivación, su caballo de batalla contra la crisis económica, que todos los días parece profundizarse.

Obama fue personalmente por primera vez al Congreso, una semana después de haber jurado frente a ese recinto como presidente de Estados Unidos, para sostener entrevistas con los republicanos y subrayarles la "urgencia" de aprobar el paquete de estímulo económico por 825.000 millones de dólares.

Pero poco después de las reuniones, líderes de la minoría republicana de la Cámara de Representantes llamaron a sus compañeros de partido a votar en contra del plan, que podría ser sometido a una primera votación este miércoles, según reveló un asesor del Congreso.

El jefe republicano en la Cámara, John Boehner, y otro representante del partido, Eric Cantor, reiteraron las críticas al paquete, que a su juicio incluye gastos demasiado elevados sin ser suficiente para reactivar la economía.

Los demócratas prevén con el plan dedicar unos 550.000 millones de dólares a inversiones diversas (infraestructura, energía, educación, salud) y 275.000 millones a exenciones fiscales, y con él crear o preservar hasta cuatro millones de puestos de trabajo.

El mandatario cuenta con una mayoría de su partido demócrata en ambas cámaras del Congreso como para aprobar su plan, pero desea ganarse el apoyo de al menos una parte de los republicanos, toda vez que reivindica que su gobierno está por encima de las diferencias partidistas.

"Mi principal mensaje es que las estadísticas que observamos todos los días subrayan la urgencia de la situación económica", dijo Obama a periodistas tras reunirse con los republicanos en la Cámara y momentos antes de hacerlo con los del Senado.

"Seré juzgado por el legado que deje. No quiero dejarle a nuestros hijos un legado de deuda", pidió Obama en la Cámara, según reveló un republicano, que pidió no revelar su nombre.

Obama hizo votos porque se mantenga "al margen la política" de las discusiones.

El mandatario recordó a los republicanos que este plan "es sólo una pata de la mesa", que debe luego complementarse con medidas que se coordinen con otros países ante una crisis que es mundial y con el saneamiento del sistema bancario, donde el crédito se ha secado.

"Este proyecto de ley no estimula sino un Estado fuerte", opinó Mike Pence, uno de los líderes republicanos, que acusan al plan de "partidista" tal y como está actualmente estructurado.

Por su parte, los demócratas en la Cámara se mostraron poco permeables a las críticas republicanas. "Es difícil escuchar consejos de las personas que condujeron las políticas que provocaron un crecimiento de la deuda y una economía débil que no se veía desde los años 30", estimó el líder demócrata Steny Hoyer.

La visita de Obama al Congreso se produjo después de que en los últimos días varias empresas estadounidenses anunciaran que realizarán miles de despidos, continuando con la verdadera lluvia de malas noticias para la economía local. El desempleo alcanza actualmente su nivel récord en 16 años, al situarse en el 7,2% de la población económicamente activa.

Después de intensas negociaciones de los colaboradores de Obama, el 15 de enero numerosos republicanos votaron junto a los demócratas a favor de desbloquear la mitad del paquete de 700.000 millones de dólares destinado a impedir el hundimiento del sistema bancario estadounidense.

El nuevo paquete de estímulo de Obama haría una "diferencia sustancial en las perspectivas" económicas, pero a medida que pasan los días "el impacto potencial en 2009 se disminuye", advirtió el martes Nigel Gault, economista jefe del IHS Global Insight en Washington.

El martes, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, en inglés) estimó que en realidad el plan de Obama podría costar 1,17 billones de dólares, debido al costo de los intereses del gobierno por la puesta en marcha del plan. La entidad estimó esos intereses elevarían el valor del plan en unos 347.000 millones de dólares entre 2009 y 2019.

"La CBO estima que los intereses de los costos del gobierno aumentarían en 700 millones de dólares en el año fiscal y en un total de 347.000 millones de dólares en el período 2009-2019" si el plan es puesto en marcha, señaló el director del CBO, Douglas Elmendorf.

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