domingo, 15 de febrero de 2009

América Latina 2009: la espuma de los días felices / Javier Santiso *

En la última década, América Latina ha vivido años dulces de crecimiento elevado, inflación baja y cuentas fiscales ordenadas. Esta época, sin embargo, se cerrará con menos crecimiento, un repunte de la inflación y déficit fiscales. Pero un buen síntoma de esos felices años es que las tasas de pobreza y desigualdad se han reducido.

Los estudios sobre la felicidad han proliferado en los últimos años. Entre 2001 y 2005 se publicaron más de 100 estudios sobre economía y felicidad, comparados con sólo cuatro entre 1991 y 1995. En el 2008 esta ola incluso llegó hasta América Latina.De hecho, el World Values Survey, con datos de más de 50 países, nos informaba que la gente se declaraba más feliz que en Asia.Colombia y Costa Rica lideran estas clasificaciones de felicidad junto a Dinamarca.

El ciclo de bonanza se ha agotado en 2009, después de seis años ininterrumpidos de crecimiento en todos los países de la región a un ritmo promedio de más del 4,5%. Tanto la CEPAL como bancos de inversión como JP Morgan prevén un crecimiento para la región inferior al 2% e incluso al 1% en 2009. JP Morgan incluso pronostica contracciones del PIB en Argentina y México.

La crisis internacional impactará en la región a través de dos mecanismos principales, uno real y otro financiero. Por la parte real, la contracción de la demanda externa implicará una reducción de las exportaciones de la región, en particular hacia los países de la OCDE y Estados Unidos. Con la mayoría de los países desarrollados en recesión, estados como México, cuyas exportaciones se destinan masivamente a un solo país (Estados Unidos absorbe el 85% de sus exportaciones), se verán particularmente afectados por este canal. Otros, como Chile, cuyas exportaciones se dirigen ahora más hacia Asia que hacia ninguna otra región del mundo, capearán mejor el temporal.

Pero todos sufrirán por la reducción de los precios de las materias primas y el deterioro consecutivo de sus términos de intercambio.Las exportaciones de materias primas representan más del 60% de la región. Si bien México -y en menor medida Brasil-, tiene una base industrial y manufacturera potente, no todos los estados pueden presumir de diversificación.

El petróleo, que supone el 30% del total de las exportaciones de la región, representa para algunos países volúmenes y montos muy significativos; en particular para Venezuela (90% del total de sus exportaciones en el 2008), Ecuador (67%) y Colombia (25%).Para otros, son los metales los que predominan, como en el caso de Perú (62%) y Chile (64%).

Finalmente, otro grupo presenta una dependencia relativamente importante con respecto a los productos agrícolas. Es el caso de Argentina (35% del total) y de Brasil (22%). Petróleo, metales y productos agrícolas deberían en el futuro volver a recuperarse conforme el mundo vuelva a crecer y Asia, y en particular China, vuelvan a tirar fuerte del carro.

Esta situación debería revertirse pero, entre tanto, los saldos comerciales y fiscales de la región sufrirán como consecuencia de las menores exportaciones e ingresos. La posibilidad de acceder tanto a los fondos del FMI como a los de la Reserva Federal estadounidense, sumada a las amplias reservas y a las mejoras sustantivas de sus manejos de deuda a lo largo de los últimos años, deberían favorecer a lo largo del 2009 una diferenciación mayor entre las economías latinoamericanas y en particular favorecer a las que supieron mejor capitalizar el período de bonanza pasada, como es el caso de Brasil, Chile, México, Perú y, en menor medida, Colombia.

Desde este punto de vista, el default de Ecuador a finales del 2008 o las nacionalizaciones de las pensiones en Argentina, también a finales del 2008, deberían pasar a la historia como casos aislados.

A estos canales reales se les sumarán otros financieros. Las inversiones directas y los flujos de remesas y de cartera seguirán reduciéndose. Esta sequía de capitales externos, sumada al mayor coste del crédito externo, tanto para las empresas privadas como para la deuda soberana, constituirán en el 2009 otro de los canales de estrés de las economías. Sin embargo, como ya ha señalado el Latin American Economic Outlook 2009 de la OECD (www.oecd.org /dev/leo), la solidez financiera con la cual la mayor parte de la región se asoma a la crisis global debería permitirle capear un temporal que todos esperan transitorio y que podría despejarse en 2010.

La historia podría ser algo diferente para los países que optaron por senderos más sinuosos. Para éstos, 2009 resaltará todavía más los desequilibrios endógenos de sus políticas económicas.Parafraseando al escritor Boris Vian, una vez que la espuma de los días felices se retire, la crisis dejará al desnudo a algunos países.

* Javier Santiso es director del Centro de Desarrollo de la OCDE.

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