Los sembradíos de frijoles, tomates y papas especialmente tendrán un buen comportamiento, explicó el viceministro de la Agricultura, Juan Pérez Lamas, en declaraciones publicadas el viernes por el diario oficial Granma.
La falta de productos alimenticios --altamente subsidiados en Cuba-- se agudizó debido al incremento de los precios internacionales, la devastación ocasionada a los sembradíos por tres ciclones en el verano y la poca productividad de la tierra.
"El programa del año (2009) y los aumentos que se esperan tienen como respaldo el haberse sembrado 25.000 hectáreas más", dijo Pérez.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas, la producción de tubérculos y hortalizas en 2008 fue de 4,7 millones de toneladas.
Granma indicó que entre septiembre y enero se entregaron 473.000 hectáreas de tierras ociosas a productores privados interesados en hacerlas trabajar. Un reporte oficial indicó que las tierras subexplotadas en la isla llegaba al 50% de la superficie cultivable.
El presidente Raúl Castro arrancó una campaña para eliminar miles de parcelas llenas de maleza e improductivas.
Paralelamente se comenzó un proceso de descentralización del agro, se liberó la venta de aperos para los campesinos, se incrementó el precio de sus cosechas, se eliminó las deudas estatales con ellos y se vinculó el pago a los trabajadores a cuánto estos realmente producían.
Hubo incluso cambios en los ministerios del sector --del Azúcar y la Agricultura-- obligando al primero a entregar al segundo miles de hectáreas a su cargo que fueron desafectadas del cultivo de la caña pero que retenía. También se designaron nuevos titulares.
El crecimiento del 12% no contempla la producción del azúcar.
"El primer trimestre del año servirá para evaluar el alcance de las medidas que se adoptan y si la respuesta marcará el inicio de una etapa nueva y más prometedora", manifestó Granma.
Paralelamente, el rotativo abordó otro tema sensible del agro, el acopio. Muchos campesinos se quejan de que de nada valen sus esfuerzos por producir si las cosechas se pierden por falta de cajones, equipos de frío o la tardanza en empresas estatales por recoger la mercancía que se deteriora o pudre.
"Este es un mecanismo que, por una razón u otra, ha fallado lastimosamente en los últimos años", reconoció el Granma, que exhorto a "atar todos los cabos" para que la cadena que lleva los alimentos a la mesa opere bien y se pueda sustituir importaciones. Cuba tiene una factura exterior en este campo de unos 2.000 millones de dólares.
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