domingo, 15 de febrero de 2009

Dos presidentes, tres planes y cinco billones de dólares... en EE UU

WASHINGTON.- El Gobierno de EEUU ha puesto 45.000 millones de dólares (35.000 millones de euros) por el 7,8% de Citigroup. En realidad, debería haber invertido sólo 34.000 millones de dólares, un 30% menos, para lograr ese porcentaje.


Estas son las estimaciones de Elizabeth Warren, la directora del comité del Congreso de EEUU que supervisa el TARP (Programa de Alivio de Activos Problemáticos), el programa en virtud del cual el Tesoro lleva entrando en el capital de las empresas estadounidenses desde noviembre. Los otros 11.000 millones son, simplemente, una cantidad excesiva pagada al banco.

Sin embargo, el viernes Citigroup valía 19.670 millones de dólares.Y el banco sigue siendo, junto con su rival Bank of America, el primero de la lista de cara a una eventual nacionalización.El caso del TARP y de Citigroup es sólo una muestra de la situación de EEUU desde que estalló la crisis de las subprime, a juicio de 'El Mundo'.

Después de haber comprometido entre 3,9 y 4,4 billones de dólares en inversión directa en el sector financiero, todo lo que Washington ha logrado es crear bancos zombies, es decir, entidades que están en quiebra técnica pero que siguen funcionando gracias a la opacidad de sus cuentas, que no desvelan las minusvalías de sus carteras.Un buen ejemplo de ello es, de nuevo, Citigroup, que tiene 1,5 billones de euros en activos, aunque el mercado no cree que valga más que el 1% de esa cifra.

Pero esos 3-3,4 billones de euros no han ido a la basura. De hecho, han evitado una oleada de quiebras de bancos que transforme la recesión en una depresión.

La nacionalización parcial de Citigroup es sólo una parte (una de las más polémicas) de uno de los tres planes que tiene en marcha el Gobierno estadounidense. La crisis de la primera potencia del mundo es excepcional (las apuestas son sobre si será peor que la de los años 30) y las medidas que están tomando sus autoridades también lo son.

El primer plan fue impulsado por el Gobierno de George W. Bush y tiene un coste máximo de 1,8 billones de dólares (se desconoce el coste total porque no se sabe cuánto recuperará por los activos tóxicos que se han comprado). Este plan tenía como objetivo fundamental sostener el sector financiero de un colapso que muchos veían seguro. Entre sus medidas destacan la compra de activos problemáticos (388.000 millones de dólares), las garantías a las entidades (427.000 millones) y la nacionalización de Freddie Mac y Fannie Mae (238.000 millones).

Las otras dos partes ya son obra y gracia del nuevo presidente.Así, el Plan Obama de rescate de Wall Street es incluso más ambicioso que el de su predecesor. Aunque la compra de activos tóxicos tiene un coste igual (388.000 millones) y las ayudas a las familias para que contraten hipotecas se han quedado en sólo 70.000 millones, la idea de crear un banco malo que se haga con los activos tóxicos que no encuentren comprador podría suponer al erario público estadounidense hasta 1 billón de dólares.

Por último, está la parte dedicada a Main Street (la economía real en el lenguaje popular americano). Obama ha retomado el New Deal que hizo famoso a Rooselvelt (aunque muchos economistas dudan ahora de su eficacia real para acabar con la Gran Depresión), con el mayor paquete de gasto público en medio siglo.

Los 789.500 millones de dólares que costará el Plan de Estímulo dispararán el déficit público, aunque sus promotores esperan que también sirvan para poner en marcha la rueda de una economía que corre el riesgo de pararse. Del total, el 35% (algo más de lo que hubiera querido el demócrata) irá destinado a bajadas de impuestos, para que sean los propios americanos los que decidan qué sectores deben reactivarse. El resto (513.000 millones) serán íntegramente gasto público destinado a inversiones en educación, sanidad, energía renovable o infraestructuras entre otros aspectos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario