El descenso sitúa la absorción de cemento por parte de la actividad constructora en niveles de 1998. Las empresas del sector lo atribuyen a que la situación de crisis que atraviesa la construcción "alcanza su punto más álgido" en el inicio de este ejercicio.
Como consecuencia de esta situación, la producción de cemento en las plantas radicadas en España se redujo casi a la mitad (-47,8%) en el primer mes del año, hasta 1,94 millones de toneladas.
En la misma línea estratégica de adaptarse a la nueva coyuntura, las cementeras españolas han potenciado la exportación, que creció un 22,36% en enero de este año, hasta 125.028 toneladas.
Por contra, las importaciones de cemento se redujeron un 69,43% en el primer mes del año, hasta 371.037 toneladas. En su mayor parte, estas importaciones proceden de países no firmantes del Protocolo de Kioto y que, por tanto, cuentan con menores requisitos medioambientales.
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