jueves, 12 de febrero de 2009

El debate sobre los trabajadores agrícolas extranjeros cobra nueva dimensión en EE UU

WASHINGTON.- John Wyss fue contratado por una de las firmas productoras de manzanas más grandes del país en el 2005, cuando escaseaba la mano de obra. No se pudo recoger toda la cosecha y buena parte de lo que se recogió ya estaba pasado.

Granizadas y heladas han afectado las cosechas desde entonces y reducido la necesidad de trabajadores. Pero si el tiempo hubiese cooperado, "hubiéramos tenido muchos problemas", dijo Wyss.

En algo que ya es una rutina anual, los hacendados se quejan de la falta de mano de obra y las organizaciones laborales dicen que si los sueldos fuesen más altos, habría abundante trabajadores.

Este año, normas dispuestas por el gobierno de George W. Bush antes de su partida facilitarán un poco la llegada de trabajadores agrícolas extranjeros. Y hay una campaña en el Congreso para legalizar a algunos de los trabajadores agrícolas indocumentados que se encuentran en el país. Paralelamente, miles de estadounidenses se quedan sin trabajo en esta época de crisis económica.

En ese contexto, cualquier propuesta de traer trabajadores extranjeros puede tropezar con obstáculos.

Wyss, de Gebbers Farms, dice que no resultará fácil la aprobación de cualquier propuesta de traer trabajadores extranjeros, sin importar su contenido. Pero acota que es posible que el mercado laboral de las zonas rurales sea más exiguo que nunca.

"Siempre ha habido trabajadores temporales en alguna industria en este país, incluso en años de grandes desafíos económicos, y no creo que eso vaya a cambiar", expresó.

Se calcula que aproximadamente un millón de personas trabajan en el campo en los Estados Unidos, recogiendo frutas y cosechando frutas y vegetales. El Departamento de Trabajo cree que más de la mitad son extranjeros indocumentados.

La campaña del gobierno para frenar la inmigración ilegal hace que los productores se expongan a recibir multas si emplean indocumentados y le presten más atención a programas del gobierno que contemplan la venida de trabajadores temporales, que en el pasado fueron criticados por complejos y costosos.

Los productores trajeron casi 77.000 trabajadores agrícolas extranjeros en el 2007, el último año de que se tienen cifras. En el estado de Washington, la cantidad de trabajadores se duplicó en el 2008, en que vinieron 2.094, comparado con los 1.140 del año previo. Estas cifras, no obstante, son ínfimas en relación con el total de trabajadores agrícolas en el estado de Washington.

La Oficina de Agricultura de Washington quiere que el estado proponga ante el Congreso la creación de una visa para "trabajadores esenciales", que no facilite la obtención de la residencia permanente. Según ese proyecto, el estado podría establecer sus propios programas de trabajadores esenciales a ser traídos en época de cosecha.

Colorado ya aprobó el año pasado un programa piloto, que comenzará a funcionar este año.

"Incluso en este período de crisis económica, no creo que mucha gente decida dedicarse a estas tareas agrícolas por temporada. Puede sonar duro, pero realmente no creo que eso suceda", dijo Dan Fazio, director del servicio para empleadores de la Oficina Agrícola de Washington. "Esta fuerza laboral tendrá que venir de algún otro sitio".

Erik Nicholson, del sindicato Trabajadores Unidos de Estados Unidos (United Farmworkers of America), sostiene que esa postura es "teatro político".

"Es un proyecto de ley muy mal elaborado que viola las leyes de inmigración existentes en varios terrenos", indicó.

Las organizaciones laborales apoyan otro proyecto que fija más restricciones a la contratación de trabajadores extranjeros. Y radicaron una demanda que busca anular cambios recientes en el programa para traer trabajadores extranjeros, aduciendo que contribuyen a bajar los salarios, debilitan las protecciones al trabajador y allanan el camino para que los productores no tengan que contratar trabajadores con papeles.

"Los trabajadores nacionales van a tener que cuidarse", afirmó Nicholson. "Saben que si quieren hacer valer sus derechos --y exigir instalaciones para lavarse las manos, baños o, imagínese, representación sindical--, pueden ser reemplazados más fácilmente por trabajadores extranjeros".

La reforma a las leyes de inmigración, por otra parte, perdió fuerza a la luz de los problemas económicos, que concitan toda la atención.

"Me gustaría que alguna de esta gente que ha estado aquí, ha sido un componente positivo de la sociedad y no tiene papeles, pueda legalizar su status", señaló Jon Warling, productor de manzanas de Othello. "Pero dudo que, con las cosas como están, la gente en este país apruebe algo así".

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