martes, 10 de febrero de 2009

El regreso del proteccionismo divide a la UE

BRUSELAS.- Francia quedó este martes bajo fuego cruzado por su controvertido plan de ayuda al sector automotor frente a la crisis económica, juzgado como proteccionista por la presidencia checa de la Unión Europea y mirado con sospechas por parte de la Comisión Europea y sus socios.

"La presidencia (de la UE) considera que el mayor riesgo actual es el proteccionismo", dijo el ministro checo de Finanzas, Miroslav Kalusek, presente en una reunión con sus homólogos europeos en Bruselas. "No podemos permitir ninguna suerte de proteccionismo en ningún sector", agregó al final de ese encuentro.

República Checa planea convocar una cumbre europea extraordinaria a finales de febrero para enfrentar mejor la crisis económica y manifestar "un claro 'no' al proteccionismo", indicó el ministro Kalusek.

La iniciativa busca presionar a Francia, país al cual los checos acusan desde hace varios días de incurrir en proteccionismo en las ayudas financieras otorgadas como respuesta a la crisis. Una de esas acusaciones se refiere a la ayuda anunciada el lunes por Francia al sector automovilístico por 7.800 millones de euros (10.400 millones de dólares), subordinada al mantenimiento de la producción en territorio francés.

"De acuerdo con lo que hemos visto en la prensa" sobre el plan, "tenemos ciertas preocupaciones", indicó un portavoz de Bruselas, Jonathan Todd. Recordó que la comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, había advertido la semana pasada al secretario francés de Estado para la Industria, Luc Chatel, sobre cualquier tentación proteccionista en el marco de ese plan.

Con distintos matices, España, Alemania y Holanda también manifestaron su preocupación por la cuestión del proteccionismo. "El proteccionismo siempre ha sido muy mala solución", sentenció el ministro español de Economía, Pedro Solbes. "Creo que no es bueno para ninguna de nuestras economías", coincidió su homólogo holandés, Wouter Bos.

La Federación alemana de la Industria se dijo "alarmada en su más alto nivel". "Una política de subvenciones en beneficio de constructores nacionales conduce al no respeto de la libre competencia que no debemos autorizar en Europa", afirmó.

Por su lado, la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, defendió la iniciativa de Sarkozy asegurando que "no hay ningún tufo proteccionista" en el plan de ayuda de su país al sector del automóvil.

En medio de tantas críticas, Francia obtuvo el apoyo de Italia, lógico teniendo en cuenta que el gobierno de Silvio Berlusconi también anunció ayudas al sector automotor para mantener fábricas en el país. El hecho de "vincular las ayudas a protocolos sobre el empleo y la conservación de estructuras industriales me parece razonable", indicó el ministro italiano de Finanzas, Giulio Tremonti.

Pero las divisiones entre los europeos no se limitan a esta cuestión, ya que los 27 tampoco se ponen de acuerdo en cuanto al mejor remedio para la crisis, entre los partidarios de un impulso al consumo, como Gran Bretaña (que bajó el IVA del 17,5 al 15%), y los que privilegian inyectar dinero en inversiones, como Francia y Alemania.

El ministro sueco de Finanzas, Anders Borg, advirtió sobre esta situación, preocupándose por "un riesgo de ver desplomarse la coordinación" europea ante la recesión. Más diplomático, su homólogo británico, Alistair Darling, juzgó que "lo que hace cada país es importante, aunque tendrá mucho más impacto si se actúa de forma concertada".

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