lunes, 16 de febrero de 2009

Ence negocia su futuro en Uruguay en un entorno difícil

MONTEVIDEO.- En momentos en el que el sector papelero atraviesa un prolongado bache agravado por la crisis económica global, la española Ence negocia con cuatro grupos internacionales la viabilidad de uno de los proyectos más ambiciosos de su historia, la planta uruguaya de Punta Pereira.

"Se está negociando con cuatro grupos internacionales europeos y americanos", dijo una fuente familiarizada con la situación. A finales de enero, Ence reconoció que seis grupos internacionales habían mostrado interés en unirse al proyecto .

Incorporar un socio en Uruguay situaría a Ence en una posición más relajada para encarar su plan estratégico, alejaría los fantasmas de una ampliación de capital y lanzaría definitivamente un proyecto complicado desde su origen y considerado estratégico para su futuro.

De lo contrario - con un crédito sindicado de más de 1.200 millones de euros -, Ence podría verse empujada a desprenderse íntegramente del proyecto uruguayo o a aparcarlo hasta que el temporal escampe, ya que los posibles postores también están acuciados por deudas y con sus balances mermados por la ralentización del sector.

Si las negociaciones resultasen infructuosas, algunos analistas señalan que sería preferible que Ence aplazase la construcción de la planta, de un millón de toneladas de capacidad, a acometer las inversiones en solitario, aún a riesgo de que la fábrica no estuviese lista a tiempo para el cambio de ciclo.

Una portavoz de Ence dijo en enero que quieren mantener el control en Punta Pereira, por lo que el escenario central de las negociaciones según los expertos sería la venta del 49 por ciento y desarrollar el proyecto compartiendo las inversiones, cuyo total previsto supera los 1.200 millones de euros.

Hasta la fecha, Ence ha desembolsado unos 250 millones en Uruguay (para 170.000 hectáreas de terreno y permisos medioambientales y de construcción, entre otras cuestiones) y los analistas destacan que sería favorable para el grupo que el potencial socio aportara parte de esta inversión.

Las papeleras consideran atractivo invertir en mercados emergentes como Latinoamérica - donde el tiempo de explotación de las plantaciones de eucalipto es cuatro veces inferior al de los bosques del norte de Europa - porque abarataría los costes y compensarían las restricciones que presenta en casa el suministro de madera.

"Todas las compañías europeas quieren estar ahora mismo en Sudamérica, donde los costes son comparativamente mucho más baratos. La clave es tener más reserva forestal junto con producción local", señaló Luis Navia, analista de Espirito Santo.

Expertos consultados señalaron que la lusa Portucel, y las finlandesas Stora Enso y UPM son los grupos del sector en Europa con más papeletas para asociarse con Ence en Uruguay.

De las Américas, la brasileña Votorantim Celulose e Papel es la candidata que más aparece en las quinielas de prensa y analistas, mientras que las estadounidenses son menos mencionadas por su mayor endeudamiento.

Portucel considera Latinoamérica uno de los ejes para su crecimiento y firmó un protocolo de inversiones con el Gobierno uruguayo el pasado agosto. Entonces dijo que su idea era conseguir una capacidad anual de 1,3 millones de toneladas de pasta y luego montar una planta de producción.

"Claro que (Portucel) puede tener interés (en la iniciativa de Ence) porque ahora mismo está sólo en Europa", señaló Navia, mientras que José Manuel Rito de BPI destacó que se trata de un proyecto que ya tiene todos los permisos y que encaja con la estrategia de la papelera lusa.

En contra de la candidatura de Portucel --que no ha querido hacer comentarios al respecto-- juegan las dificultades del mercado de crédito para conseguir financiación, su alto apalancamiento y los planes alternativos que pueda ya tener en el país.

Este último aspecto también podría disuadir a las finlandesas, que como Portucel prefirieron no pronunciarse sobre el proyecto de Ence y que tienen cierta presencia en Uruguay.

La producción de papel, vinculada estrechamente con el ciclo económico y el consumo, vive horas bajas mientras arrecia la crisis financiera y económica mundial y no hay expectativas de recuperación antes de la segunda mitad de 2009.

La imparable caída de demanda y precios desde el pasado verano provoca que los productores, especialmente en Europa, paren o cierren fábricas, presenten malos resultados financieros, anuncien despidos y cancelen proyectos.

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