jueves, 19 de febrero de 2009

Engaños y artilugios explican el fraude de Stanford

NUEVA YORK.- Allen Stanford seducía a sus inversionistas mayormente de dos maneras: halagando y engañándolos.

Su empresa servía a una clientela acaudalada, contaba con empleados de categoría y se ufanaba de ser "una institución de capital privado que tiene toda la libertad para dedicarse a su mayor prioridad: usted, el cliente", dicen documentos del banco, que prometen "ganancias sin par".

Pero esas ganancias al parecer nunca existieron. Aunque la compañía aseguraba haber logrado réditos de dos dígitos entre 1993 y el 2005, en realidad no alcanzaban el 10% desde 1994, según documentos judiciales.

Las autoridades allanaron las oficinas en Houston el martes, confiscaron materiales y cerraron la compañía, en medio de acusaciones de que Stanford había prometido a sus clientes réditos fantasiosos en base a 8.000 millones de dólares en certificados de depósitos, y de que cometió otros tipos de fraudes financieros.

Las autoridades estadounidenses encontraron el jueves a multimillonario texano en Virginia, y le entregaron los documentos sobre los cargos civiles que le interpuso la Comisión de Valores y Cambio (SEC). Stanford no está detenido ni bajo custodia.

No fue la primera vez que Stanford había atraído la atención de las autoridades. El acaudalado empresario, quien se codeaba con congresistas y había recibido el título de caballero en la isla de Antigua, había sido objeto de investigación por las autoridades federales durante años, según fuentes allegadas a las pesquisas.

Stanford mintió sobre las raíces y la historia de su compañía _ no solamente sobre sus finanzas _ a fin de ganarse la confianza de los inversionistas, indican registros públicos. El material promocional de la empresa habla de una trayectoria de 70 años. En realidad, no hay documento alguno que indique que existía antes de 1980.

Stanford decía a sus clientes que el dinero era cuidadosamente vigilado por "más de 20 analistas", pero según expedientes judiciales, sólo él y James Davis, un amigo de la juventud, conocían la estrategia de inversiones de la empresa.

Los engaños datan de por lo menos 2004, indican los documentos.

Las promesas falsas de jugosas ganancias permitieron al banco inyectar más dinero en el Stanford Financial Group y pagar "comisiones desproporcionadas" a su subsidiaria Stanford Group Company, revelan los documentos.

Inclusive en el 2008, cuando muchos índices financieros perdieron hasta el 40% de su valor, la empresa reportó pérdidas de apenas 1,3%.

Fue ahí cuando comenzó a salir la verdad, gracias en parte al escándalo de otro fraude financiero, el de Bernard Madoff.

Stanford ya estaba siendo investigado por la Comisión de Valores y Cambio antes de que Madoff se entregara a las autoridades en diciembre, dijo una fuente oficial enterada de las investigaciones.

Pero la agencia intensificó su vigilancia luego que saliera a la luz la embarazosa negligencia de la comisión en el caso Madoff, dijeron empleados actuales y pasados de esa agencia gubernamental. Añadieron que la agencia comenzó a agilizar varios procesos que ya estaban en curso para evitar otra vergonzosa revelación.

Según un ex empleado, otros empleados le habían admitido que estaban tratando de recomponer la imagen de la agencia, tras la embarazosa revelación de que no hicieron nada contra Madoff a pesar de recibir informes inequívocos y de haber realizado múltiples investigaciones del caso.

El secretario de Justicia Eric Holder declaró el miércoles que no podía descartar la posibilidad de que ocurra otra vez.

"Es difícil decir, obviamente me gustaría poder decir que esos casos fueron los peores", dijo Holder a reporteros en Washington.

"El Departamento de Justicia seguirá estando atento para poder detener ese tipo de fraude. Eso particularmente es necesario dada la magnitud del plan de estímulo económico. Queremos asegurarnos de que el dinero llegue a las manos correctas, y por las razones correctas".

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