domingo, 22 de febrero de 2009

ERE o no ERE, ésa es la cuestión

MADRID.- Más de 95.000 trabajadores se han visto afectados por un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) desde enero a noviembre de 2008, según los últimos datos publicados en la página web del Ministerio de Trabajo e Inmigración. Si se desglosa por meses, se observa que la serie aumentó en 48.207 personas sólo entre octubre y noviembre; un comportamiento que constata que cada vez son más las organizaciones que recurren a la reestructuración de sus plantillas para aligerar costes y hacer frente a un escenario económico adverso, a juicio de 'El Mundo'.

Sin embargo Pilar Nieto, directora de organización y personas de KPMG en España, recuerda que un ERE puede resultar perjudicial, sobre todo cuando la compañía tiene problemas de liquidez. «Las indemnizaciones limitan la caja y, en la mayoría de los casos, no se amortizan hasta año y medio después de su implantación», explica. Además, hay que tener en cuenta el deterioro interno que este tipo de medidas producen en la organización. «El anuncio de un despido colectivo no sólo afecta a figuras clave de la organización, como el director general o el de recursos humanos, sino que desmotiva a los propios empleados, que se sienten amenazados y desenfocan sus objetivos dentro de la compañía», dice Nieto.

En este sentido, algunos expertos sostienen que existen otras opciones que permiten planificar costes de personal y cumplir presupuestos, al mismo tiempo que se minimizan los riesgos. De este modo, según la consultora NorthgateArinso, el principal error es tomar decisiones de recorte masivo sin realizar un análisis previo y sin buscar qué otros aspectos son mejorables en la organización.Se trata de hacer un ajuste cualitativo, más que cuantitativo, con el fin de evaluar el potencial y las posibilidades de crecimiento de los propios empleados. Pilar Nieto coincide con esta opinión y asegura que «desde mediados de enero, diferentes organizaciones han iniciado un proceso de evaluación de potencial, mientras que hace un año nuestros clientes no solicitaban ninguna gestión de estas características».

La identificación y el ajuste de los gastos de la organización constituye otro procedimiento que puede sustituir -o reducir, en el peor de los casos- al despido colectivo. Consiste en revisar las partidas de costes de la empresa con el fin de localizar posibles focos de ahorro, constrastarlas con los directivos de negocio y fijar un plan de implantación consensuado entre la dirección general y la de recursos humanos. Según cálculos de KPMG, el plan puede conseguir una reducción de hasta el 25% de los costes empresariales.

Además, según Nieto, a través de una monitorización de la estructura de los costes de personal -que incluye actuaciones en materia salarial y de beneficios, así como mejoras en la política de productividad- éstos pueden reducirse hasta en un 12% antes de dos años. Un resultado que se incrementaría si todas las decisiones que afectan al gasto o a la rentabilidad -incluidos aquellos costes relacionados con la subcontratación de personal- se controlasen directamente desde la dirección.

Una oportunidad para que la empresa evolucione

El ámbito empresarial sufre los efectos de una crisis económica que se presume larga. Sin embargo, como reza el proverbio popular, no hay mal que por bien no venga. Pilar Nieto, directora de organización y personas de KPMG en España, expone seis argumentos que permiten hacer una lectura positiva de la actual situación:

- Diversas organizaciones están efectuando recortes que tenían pendientes desde el período de bonanza económica, pero que no acometieron porque su entorno de negocio les permitía moverse con exceso de personal.

- Sectores económicos como la construcción, el financiero y la automoción estaban creciendo por encima de sus posibilidades.Aunque dramático, el ajuste actual servirá para que la propia organización evolucione y estudie cómo se corrigen este tipo de conflictos en otros países.

- La crisis dentro de la empresa está acelerando el conocimiento y la experiencia de aquellos profesionales que ocupan puestos directivos de primer y segundo nivel. En apenas unos meses aprenden cómo afrontar situaciones conflictivas, regulaciones de plantilla, etcétera.

- Es momento de que el profesional demuestre su capacidad de adaptación al cambio. Se abren oportunidades para aquellos empleados que realmente tienen potencial.

- Se consolidan las relaciones entre empleados. Los lazos personales surgen de manera espontánea y se intensifican con rapidez en momentos difíciles.

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