viernes, 20 de febrero de 2009

Europa se reúne para cerrar filas antes de la cumbre del G-20

BERLÍN.- Europa intentará el domingo en Berlín cerrar filas para ganar peso en la cumbre del G-20 del 2 de abril en Londres, tras haber multiplicado recientemente sus disputas por algunas respuestas a la crisis económica consideradas proteccionistas.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha invitado a los jefes de Estado y de Gobierno de los países europeos del G-20 (Francia, Gran Bretaña e Italia, a los cuales se sumarán también España y Holanda) para preparar la cumbre de las 20 potencias económicas mundiales en Londres.

Merkel también invitó a la cita a los presidentes del Eurogrupo, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y al primer ministro checo, Mirek Topolanek, cuyo país preside actualmente la Unión Europea (UE).

La invitación a Toponalek busca tranquilizar a los checos, descontentos sobre todo con Francia, sospechosa de querer boicotear su presidencia a través de críticas veladas y la promoción de un "gobierno económico" de la Eurozona, que Praga no integraría.

Topolanek confirmó que mantendrá en Berlín reuniones bilaterales con Merkel y con el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

"Estoy impaciente por reunirme con Nicolas", insistió el primer ministro en un comunicado, y dijo esperar que el encuentro "ponga fin a las especulaciones mediáticas de que tenemos dificultades para hallar un terreno de acuerdo".

Más allá de la demostración de unidad, los economistas muestran reservas sobre el resultado de la minicumbre de Berlín.

"No espero nada en particular", sostuvo Aurelio Maccario, economista del banco UniCredit.

"Me temo que no hay que esperar gran cosa, más allá de una declaración de intenciones", coincidió Holger Schmieding, del Bank of America.

Las conversaciones, al menos tras bambalinas, tendrán que tomar en consideración el proteccionismo y la ausencia de coordinación de los planes nacionales de reactivación económica.

Las tensiones han subido desde el anuncio en Francia de un plan de apoyo financiero a los fabricantes de automóviles nacionales, criticado tanto en Berlín como en Praga y Bruselas.

Los dirigentes europeos también consagrarán sus reuniones al tema menos polémico de la regulación de los mercados financieros.

"Espero algunos avances significativos sobre reglas globales para el sector bancario y sobre la transparencia", indicó Maccario.

Berlín y París también pondrán el acento en la denuncia de los paraísos fiscales, púdicamente llamados "centros no cooperativos".

En el orden del día figuran también el marco de las remuneraciones de ejecutivos bancarios y la gestión de los activos "tóxicos", es decir, los títulos financieros que perdieron todo valor y perjudican los balances de los bancos.

Tras la reunión de Berlín y antes de la cumbre de Londres, los europeos podrán seguir coordinando posiciones durante una cumbre extraordinaria de la UE el 1 de marzo, que será seguida el 19 y el 20 de marzo por una cumbre ordinaria.

Tras la reunión del G-7 en Roma y antes del G-20, el ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrueck, lanzó una advertencia contra la "reunionitis".

Para la cumbre del G-20 reclamó "medidas muy concretas".

"Hay que tener cuidado de que esta sucesión rápida de cumbres no despierte expectativas que no se cumplirán", alertó.

El primer ministro británico, Gordon Brown, que será el anfitrión del G-20 en Londres, dijo esperar que la cumbre desemboque en "un gran acuerdo donde cada continente acepte sus responsabilidades y su obligación de actuar".

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