miércoles, 25 de febrero de 2009

La banca afrontará mayor presión fiscal tras la crisis, según PricewaterhouseCoopers

MADRID.- La entidades financieras deberán afrontar el conflicto de intereses generado por la entrada de capital público en el accionariado de algunas, que desembocará en un previsible aumento de la presión fiscal tras la crisis, según un informe de PricewaterhouseCoopers sobre el sector bancario a nivel mundial.

El estudio subraya el impacto evidente del rescate de los bancos en las finanzas estatales, por lo que los gobiernos presionarán a la banca para que corresponda con las ayudas recibidas e incremente su contribución tributaria.

Este proceso será más acusado en países como Estados Unidos, Reino Unido, España e Irlanda, en los que el peso del sistema financiero es más elevado, donde el endeudamiento de los ciudadanos es mayor y en los que el precio de la vivienda ha caído o va a bajar más.

El informe sitúa como ganadores de la crisis a las entidades que hagan "lo adecuado para sobrevivir" y, al mismo tiempo, se adapten al nuevo entorno, en el que cobran una "inusitada" importancia los grupos de influencia (incluídos gobiernos y sociedad en general) con nuevos patrones de inversión, consumo y comercio mundial.

De esta forma, las entidades tienen que asumir en su estrategia de negocio las tendencias que reinarán en el nuevo escenario global si quieren seguir siendo competitivas, con una población envejecida en los mercados desarrollados, un crecimiento muy superior de los mercados emergentes y un gran impacto de los avances tecnológicos en los servicios financieros.

Por otro lado, el informe indica que los grandes centros financieros occidentales perderán su protagonismo en favor de las entidades asiáticas, ya que la crisis financiera ha acelerado el movimiento del poder financiero hacia el Este, al quedar dañada la credibilidad y fortaleza de las instituciones financieras occidentales.

El informe concluye que las entidades financieras regresarán a un modelo bancario "clásico", más sencillo y transparente, con una mayor aversión al riesgo y sujeto a nuevas limitaciones normativas en algunas áreas.

El estudio subraya que las entidades financieras tendrán que afrontar una "auténtica revolución estructural" para adecuar sus estrategias de negocio al nuevo panorama surgido tras la crisis financiera global.

Además del regreso a la banca clásica, el informe anticipa que el tamaño del sistema bancario será más reducido y tendrá que ajustarse "al corsé de un marco regulatorio más restrecho y exigente".

En este sentido, el estudio destaca que los bancos tendrán que ser mucho más rigurosos en el control de riesgos y abandonar productos y mercados donde las ventajas competitivas "son difícilmente sostenibles". En cuanto a los productos derivados, no desaparecerán, pero su volumen se reducirá y se ajustará al tamaño de la economía real.

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