viernes, 6 de febrero de 2009

La crisis económica pone a prueba las reglas de oro del libre comercio de UE

BRUSELAS.- Las protestas contra trabajadores extranjeros en Inglaterra y la tentación proteccionista en el sector del automóvil en Francia son algunos ejemplos de que la crisis económica podría poner entre las cuerdas a la UE, en tanto que garante del libre comercio y circulación.

Ante estos primeros ataques a las reglas de oro europeas, la Comisión Europea se ha limitado por ahora a reafirmar los principios del mercado único, destacando su contribución en el "éxito económico" de la construcción europea.

"La creación de barreras o los intentos de restringir el mercado interior no nos protegerán de la crisis", dijo la Comisión, en respuesta a las huelgas en Inglaterra contra la contratación de trabajadores italianos y portugueses en el sector energético.

El ejecutivo comunitario también advirtió a Francia del riesgo de violar las reglas europeas, ante la próxima presentación de un plan para impulsar al sector del automóvil francés, en dificultades.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, declaró el jueves que no ayudaría a los constructores para que éstos después deslocalizaran "una nueva fábrica a la República Checa o a algún otro lugar".

Este principio podría instaurarse igualmente en Italia. Su jefe de gobierno, Silvio Berlusconi, pidió el viernes a los fabricantes de automóviles que "conserven las fábricas en Italia" a cambio de medias de ayuda.

De multiplicarse, estos episodios podrían obligar a la Comisión Europea a decidir si adopta una postura firme o, por el contrario, accede a flexibilizar las normas comunitarias.

"La Comisión se hallará bajo una presión considerable", subraya Simon Tilford, del Centro para la Reforma Europea (CER) de Londres, para quien cualquier "erosión" del mercado único sólo provocaría "un retraso en la recuperación" económica.

"Habrá más agitación social, hay un verdadero sentimiento de ira ante la incompetencia de una parte del sector financiero", dice Tilford.

Si bien no espera "movimientos sociales masivos" en Francia o Alemania, se muestra más inquieto por España, donde el desempleo se está disparando, Italia y Grecia, escenario de disturbios sociales a finales de 2008.

Tilford estima además que la tentación "populista" podría ganar terreno en Europa del Este, que desde mediados de los años 90 soñaba con una curva de crecimiento "sin interrupción, hasta alcanzar el nivel de vida" de Occidente.

Para Joel Decaillon, secretario general de la Confederación Europea de los Sindicatos, "hay un conjunto de movimientos sociales desde ya hace tres meses" a través de Europa, que la escalada del desempleo podría tensar brutalmente.

Aunque los sindicatos defienden la libre circulación de los trabajadores, ésta sólo puede darse "en condiciones de igualdad de trato", defiende Decaillon.

El "sistema retorcido actual", que impone el respeto de condiciones de trabajo mínimas pero no necesariamente de los convenios colectivos, puede contribuir a endurecer los movimientos de rechazo de los extranjeros como en Gran Bretaña, según este responsable sindical.

"Percibimos presiones en dirección a un repliegue nacional", subraya igualmente Iana Dreyer, analista del Centro Europeo de Economía Política Internacional en Bruselas. Y la Comisión Europea ya ha tenido que dar su brazo a torcer en los déficits públicos, recuerda.

El ejecutivo comunitario aceptó que los déficits de sus países miembros puedan sobrepasar el límite europeo del 3% del PIB mientras dure la crisis. También flexibilizó hasta finales de 2010 sus reglas con el fin de permitir a los gobiernos aumentar sus ayudas a las empresas en apuros.

"Nadie habla de poner fin al libre comercio o a la libre circulación en la UE, pero podríamos presenciar ciertas flexibilizaciones" de las reglas, estima Katinka Barysch, del CER.

"La Comisión no quiere ser acusada de impedir la ayuda a los trabajadores europeos", observa.

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