Con todo, la evolución de los precios experimentó una bajada menor de la esperada, ya que aunque el recorte de 2,5 puntos del IVA ha dejado resultados, el coste de alcohol, la ropa, artículos del hogar, de ocio y culturales ha impedido materializar las previsiones que apuntaban, de forma general, a un 2,7 para el primer mes del año. Además, tampoco las rebajas de enero llegaron al nivel de descuentos del pasado año.
No obstante, la bajada de los tipos hasta el 1 por ciento aún no ha podido notarse, puesto que se adoptó el pasado día 5, de modo que entre los desencadenantes de la evolución figuran la caída del precio del petróleo, de los automóviles y de los transportes en general, sectores estos últimos que están resultando entre los más afectados por la crisis de crédito.
Sin embargo, la variable de los precios minoristas, en la que se incluyen las hipotecas, experimentó una caída notablemente más pronunciada y pasó del 0,9 por ciento en diciembre al 0,1 por ciento en enero, lo que supone el nivel más bajo desde marzo de 1960, cuando había llegado al 0,5 por ciento.
Esta evolución ha llevado a los analistas a pronosticar que, en breve, este indicador entrará en números negativos, aumentando los temores a una profunda deflación en Reino Unido como una de los principales consecuencias de la recesión en la que ya se encuentra el país. En caso de que el IPC, considerada la medida oficial, llegue también a cifras negativas, el país habrá entrado oficialmente en esta fase.
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