La dependencia de Japón de los mercados extranjeros para impulsar su recuperación tras una década de estancamiento le ha dejado particularmente vulnerable a la crisis, que ha afectado a la demanda de sus automóviles, televisores y bienes de alta tecnología.
El déficit comercial trepó a 952.600 millones de yenes (9.900 millones de dólares) en enero, mes en el cual las exportaciones se hundieron un 45,7% en relación a un año antes, según el ministerio de Finanzas.
Este es el mayor déficit registrado desde que empezaron a registrarse estas cifras en 1979, y marca un cambio dramático en el destino de la economía japonesa, que solía gozar de amplios superávits comerciales.
"Japón es particularmente vulnerable a esta desaceleración porque el comercio es muy importante para su economía", indicó a periodistas Pascal Lamy, director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), de visita a Tokio.
Los analistas esperan que el gobierno anuncie el viernes una caída récord de 10% en la producción industrial en enero en relación al mes anterior. También se prevé un alza del desempleo tras el despido de miles de trabajadores de íconos empresariales como Sony y Toyota.
Considerado antes como relativamente inmune a la crisis mundial, Japón ha tenido una contracción económica mucho más rápida que Europa y Estados Unidos, exponiendo la fragilidad de su recuperación tras la recesión de los años 90.
"Debido a la contracción de la economía mundial, el modelo empresarial de Japón dependiente de las exportaciones no funciona", indicó Kyohei Morita, economista jefe para Japón del Barclays Capital.
Pero debido al declive de su población y con un gobierno reticente a admitir trabajadores extranjeros, Japón no tiene más remedio que depender de los mercados internacionales, dijo Morita, que cree que las exportaciones seguirán disminuyendo hasta el tercer trimestre de este año.
La demanda de productos japoneses se ha visto seriamente perjudicada por una caída del gasto de los consumidores, y ha empujado a la segunda economía mundial a su peor recesión desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El Producto Interno Bruto (PIB) de Japón cayó un 12,7% interanual en el cuarto trimestre de 2008 (-3,3% respecto al tercer trimestre).
Un yen en alza se ha sumado a los dolores de cabeza de los exportadores, ya que les resulta más difícil seguir siendo competitivos.
Las exportaciones japonesas a Estados Unidos, la Unión Europea e incluso a China cayeron aproximadamente a la mitad en enero. Las exportaciones de automóviles se hundieron más de dos tercios, y los fabricantes cerraron temporariamente algunas plantas en respuesta.
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