domingo, 1 de febrero de 2009

Nouriel Roubini

LONDRES.- Hace tres años, a Nouriel Roubini lo calificaban de profeta del desastre y lo ninguneaban por haberse atrevido a hablar de la vulnerabilidad generalizada del sistema bancario de los Estados Unidos y pronosticar su hundimiento. Ahora es un oráculo que atrae la atención no sólo de jefes de gobierno y banqueros de todo el mundo, sino también del sitio web más exclusivo de los chismorreos de Nueva York, se escribe en 'The Guardian'.

Fue The New York Times el que sarcásticamente le colgó el sambenito de doctor Fatídico en una semblanza que publicó el año pasado y en la que se identificaba a este profesor de la Universidad de Nueva York como un héroe insólito de la crisis. En 2006, dirigió una comunicación al Fondo Monetario Internacional en la que predecía, entre otras cosas, que la economía de los Estados Unidos corría el riesgo de un batacazo de la vivienda y de una profunda recesión que tendría consecuencias funestas para el resto del mundo.

En su día, su discurso se interpretó como una rareza más o menos simpática de un excéntrico con una tendencia incorregible al dramatismo e, incluso, hay quienes dicen que simplemente tuvo suerte. El economista Anirvan Banerjee declaró a The New York Times que «hasta los relojes averiados dan la hora correcta dos veces al día».

Mentarle comentarios como éste hace que Roubini aparque rápidamente su modestia. «Decir que yo simplemente tuve suerte es una tontería.Yo hice unas predicciones muy concretas que resultaron ser acertadas, eso es exactamente». En febrero del año pasado redactó un documento titulado Doce pasos hacia la catástrofe financiera: «Cada uno de esos pasos por separado describe exactamente la forma en que se ha manifestado la crisis en los últimos seis meses. Anuncié que dos importantes intermediarios financieros iban a quebrar y no va a quedar ni un solo intermediario financiero independiente de importancia. Bear Stearns y Lehman tardaron siete meses en irse al garete. Que yo dijera que iba a haber una crisis financiera no fue una afirmación más o menos inconcreta; fui muy preciso y estaba en lo cierto. Así fue».

Nacido en Estambul, Roubini se trasladó a Irán cuando era aún un bebé y posteriormente a Italia, donde creció. Habla cuatro idiomas con soltura (farsi, inglés, hebreo e italiano) y ha trabajado en todo el mundo, incluyendo dos años como asesor de la Hacienda Pública de EEUU. Lo que primero le puso sobre la pista de la crisis fueron las semejanzas entre las zonas en vías de desarrollo y la economía estadounidense.

«Si se observa la Historia, si se observan los modelos, si se observan los datos comparados, esta crisis no es un hecho excepcional.Había decenas de indicios de que al final se iba a llegar a un punto decisivo. A mí me parecía totalmente evidente el hecho de que iba a haber una crisis. Todo el mundo pensaba que era un disparate que los precios de la vivienda subieran todos los años un 20%. Si eso no es una burbuja, ¿qué es una burbuja? No hace falta ser un genio».

Las señales de peligro en un periodo de exuberancia irracional parecen evidentes vistas desde la perspectiva actual: «Todo el mundo se creía cosas que no se habrían creído nunca y se fiaba de personas de las que no se habrían fiado nunca, sin una mínima disciplina de mercado, con una mala administración interna, con enormes conflictos de intereses en el seno de las instituciones financieras, con una SSC [State Securities Commission, organismo equivalente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores] que no hacía su trabajo, con entidades de intermediación que quebraban».

Le han acusado de ser el responsable de que una mala situación evolucionara a peor por hablar de ella en público: «Si Ben Bernanke habla, puede influir en los mercados -explica-, pero es ridícula esa idea de que los medios de comunicación están montando un alboroto más grande que el que hay. Esta va a ser la peor recesión de la economía mundial en los últimos cincuenta años. En todo caso, lo que los medios de comunicación han hecho ha sido no enterarse durante mucho tiempo de lo que estaba ocurriendo. La idea de que todo se debe al pánico y a la falta de confianza es una estupidez. Se ha perdido sin remedio la confianza del consumidor, por supuesto, pero ¿se debe eso a que la gente sea irracional? No. Sus ingresos están cayendo, pierde su casa, pierde en la bolsa... Si eso no es malo, ¿qué es lo malo?».

Desde un punto de vista académico, la cuestión de qué es lo que va a ocurrir a partir de ahora es fascinante, «éste es un territorio sin explorar, una política monetaria que no tiene nada que ver con la ortodoxia». Roubini no se corta un pelo a la hora de formular nuevas predicciones. La primera es que podemos olvidarnos por completo de 2009, «es un año perdido». Además, cree que la mayoría de las economías avanzadas corren el riesgo de entrar en quiebra, de ser la siguiente Islandia: «Si hubiera problemas en una gran institución de Suiza, los Países Bajos, Bélgica o Irlanda, sus gobiernos no contarían con los recursos suficientes para acudir al rescate». También piensa que «Gran Bretaña está tan mal como EEUU, y está más atada de pies y manos por condicionamientos fiscales y por la necesidad de un consenso europeo».

En cuanto al mercado de la vivienda, piensa que caerá a lo largo de este año, tanto en EEUU como en Gran Bretaña, hasta un 25%: «Para recuperar el nivel al que estaban los precios de la vivienda antes de que comenzara a inflarse esta burbuja tendrían que caer del orden del 50% en términos reales. Aún estamos a mitad de camino. Las pérdidas se están registrando sobre todo en el ámbito hipotecario, pero espere a que empiecen a sentirse en el subsector comercial del sector inmobiliario, en las empresas de tarjetas de crédito, en la financiación de automóviles en los bonos de las empresas... Hay un dineral comprometido por ahí. El sistema financiero es insolvente: técnicamente está en quiebra».

Al menos, Roubini reconoce que alberga grandes esperanzas en el Gobierno de Barack Obama y el equipo económico que ha elegido: «Es un grupo de gente excelente, muy serios. Ahora bien, el tren de la recesión ha partido ya de la estación; incluso aunque lo hagan todo bien, a la perfección, los efectos beneficiosos no se podrán ver antes del año 2010. Este mote de doctor Fatídico...Mira, cuando llegue el momento, seré el primero en decir que hemos tocado fondo y que las cosas ya sólo pueden ir a mejor.Lo que ocurre es que todavía no estamos ahí».

¿ALARMISTA O REALISTA?

Ayer: «Había decenas de indicios de que al final se iba a llegar a un punto decisivo. Me parecía totalmente evidente que iba a haber una crisis. Los precios de la vivienda subían un 20%, si eso no es una 'burbuja', ¿qué lo es?»

Hoy: «Esta es la peor recesión de la economía mundial en los últimos 50 años. El sistema financiero es insolvente: técnicamente está en quiebra. 2009 es un año perdido».

Mañana: «El grupo de Obama es gente excelente pero, incluso aunque lo hagan todo a la perfección, los efectos beneficiosos no se podrán ver antes de 2010. Aún no puedo decir que las cosas sólo pueden ir a mejor».

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