Este paquete de estímulo, que fue promulgado en ley la semana pasada por Obama, mostró una vez más la división entre los dos principales partidos políticos de EEUU, ya que tan sólo contó con tres votos republicanos en su aprobación. A este respecto, muchos congresistas republicanos no dudaron en calificar de "despilfarro" el programa.
En un encuentro celebrado en la Casa Blanca con gobernadores de ambos partidos políticos, Obama indicó que unos 15.000 millones de dólares (11.772 millones de euros) del plan de estímulo irían destinados a ayudar a los estados a sufragar los costes del plan de atención sanitaria para los menos favorecidos, conocido como Medicaid.
"Se algo que será de gran alivio para la mayoría de vosotros", dijo Obama. "Esto no es un cheque en blanco. Vamos a trabajar estrechamente con vosotros para asegurarnos de que este dinero se gasta de la manera adecuada", añadió.
En este sentido, Obama encargó al vicepresidente Joe Biden la supervisión de la puesta en práctica de las medidas económicas contempladas en el plan.
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