Según informaba el New York Times esta semana, JP Morgan aconsejó a algunos inversores que depositaran fondos en dos hedge funds que tenían tratos con Madoff, y el propio banco invirtió 250 millones de dólares en esas empresas.
No obstante, el pasado otoño, unos dos meses antes de que el financiero fuera arrestado, JP Morgan empezó a retirar esos fondos de forma subrepticia, y sin notificar el movimiento a los inversores, muchos de ellos europeos, a los que previamente aconsejó que invirtieran. Por esta razón, muchos se sienten ahora furiosos y acusan al banco de actuar con mala fe.
Los responsables del banco se han defendido de las acusaciones asegurando que la retirada de fondos de los dos hedge funds no se debió a la naturaleza fraudulenta de las actividades de Madoff, sino a una política integral para recortar su exposición de riesgos.
Según Kristin Lemkau, portavoz de JP Morgan, la retirada de los fondos fue consecuencia de una «amplia revisión de nuestra exposición a los hedge funds», si bien reconoció que parte de la razón por la que cambiaron su política fue que detectaron «falta de transparencia» en alguna de estas instituciones.
En todo caso, la decisión respondía a una política interna y no tenían la obligación de divulgarla.Las justificaciones del banco no han servido para calmar a los inversores, que consideran que al menos el banco debería haber compartido con ellos sus recelos.
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