viernes, 6 de marzo de 2009

Brown propone regular los paraísos fiscales y el fin de los bonus bancarios para una nueva cultura financiera

EDIMBURGO.- El primer ministro británico, Gordon Brown, aprovechó hoy un discurso ante el Partido Laborista Escocés para resumir las propuestas con las que aspira a erigir una nueva cultura financiera a partir de la regulación de los conocidos como paraísos fiscales y el fin de los bonus bancarios.

Cuando ya ha comenzado la cuenta atrás para la cumbre del G-20 que el próximo 2 de abril se celebra en Londres, con Reino Unido como país anfitrión, Brown se presentó ante los laboristas de su tierra natal con un aval renovado tras su entrevista del pasado martes con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a quien citó en varias ocasiones.

El primer ministro inicidió en los argumentos que defendió en el mismo viaje a Washington con motivo de su intervención en las dos cámaras del Congreso y apostó por lograr un acuerdo internacional que permita acabar con la "cultura de los bonus bancarios a corto plazo" que, en su opinión, son responsables de parte de las prácticas que desembocaron en la crisis de crédito.

Una situación ante la que asumió la necesidad de ayudar a los países que no han sido capaces de reconstruir el aparato bancario tras un colapso registrado en todas las economías del planeta y que ha provocado que los ciudadanos se vean "exprimidos" por errores que, según subrayó, fueron comentidos por las entidades financieras.

En este sentido, pese a las crecientes demandas internas que el mandatario ha venido recibiendo para que reconozca la responsabilidad de su Gobierno en la crisis de Reino Unido, en su intervención de hoy insistió en que las circunstancias económicas tienen un carácter "global" que hacen imperante la reforma del sistema mundial vigente.

Aún así, tuvo un mensaje para los británicos, cada vez más afectados por la parálisis crediticia y sus efectos en los pequeños negocios y las economías domésticas, y declaró que lo que le "enfada es que la gente trabajadora, la buena gente, se esté viendo exprimida por los errores de los bancos". "Por eso necesitamos aclarar urgentemente nuestro sistema", aseveró.

Como instrumentos, Brown aludió a la creación de un "aparato global para la supervisión internacional" que prevea y evite derivas como las que, en esta coyuntura, desembocaron en el práctico bloqueo de la economía, así como en "principios internacionales" para poner fin a bonus cortoplacistas y "construir recompensas a largo plazo" que permitan "resultados sostenibles" en el tiempo".

Además, como prueba de la importancia de la gestión estatal en estas actuaciones, aprovechó su presencia en Escocia para reivindicar el rescate que Londres tuvo que hacer de sus principales bancos, RBS --hoy en día en un 68% participado por el Estado-- y HBOS --rescatado por Lloyds en una operación monitorizada por el Gobierno--, con inversiones superiores al presupuesto anual del Ejecutivo escocés.

Asi, tomó la oportunidad de defender el mantenimiento de la cohesión de Reino Unido frente a las aspiraciones independentistas del Partido Nacionalista Escocés que actualmente manda en el territorio y que aspira a convocar un referéndum en 2010: "Dimos garantías --con el rescate bancario-- que ningún país del tamaño de Escocia podría nunca haber dado y, por eso, lo que es verdad es que Escocia está mejor formando parte de Reino Unido y no fuera".

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