jueves, 26 de marzo de 2009

Camdessus cree que la salida de la crisis exige responder a carencias regulatorias, institucionales y éticas

SAN SEBASTIÁN.- El ex director general del Fondo Monetario Internacional y presidente de la Societé de Financement de l'Economie Française SFEF, Michel Camdessus, advirtió hoy de que no habrá "salida sostenible a la crisis económica, si no se empieza a responder a las tres carencias que la han provocado: la regulatoria, institucional y ética".

Camdessus se refirió en estos términos en el XX Encuentro Empresarial de Elkargi, celebrado bajo el epígrafe '¡Saldremos de la crisis! Cómo y cuando' en el Kursaal de San Sebastián, donde ofreció la ponencia 'Aspectos financieros de la crisis: cómo superarla'.

En este foro, moderado por el presidente de la Agencia Vasca de la Innovación Innobasque, Pedro Luis Uriarte, y presentado por el presidente de Elkargi, Victoriano Susperregui, también intervinieron el ex director general del Fondo Monetario Internacional y presidente de la Societé de Financement de l'Economie Française, Michel Camdessus, y el presidente de la Fundación Donostia International Physic Center, Pedro Miguel Echenique.

Camdessus aseguró que "se saldrá de la crisis", aunque no se aventuró a predecir cuándo, lo que sí afirmó es que para que esa recuperación sea "realmente sostenible", habrá que responder primero a las "tres carencias que esconde: regulatoria, ética e institucional".

"Los actores de la escena financiera han tenido que desempeñar su tarea indispensable en un universo sin reglas, sin instituciones con poder de corregir los abusos, y que, en gran parte, había perdido su compás ético", explicó.

Respecto a la "carencia regulatoria", el presidente de la SFEF opinó que se están dando "esfuerzos sin precedentes" para mejorar la regulación. No obstante, alertó del "peligro" que puede suponer "dejar pendientes cambios importantes", una vez que se supere la actual coyuntura económica.

En cuanto a la "carencia institucional", se felicitó de que se ha empezado, "por lo más urgente", y así al menos "se va a doblar el capital del Fondo Monetario".

A ello añadió que se han presentado, en un informe en el que él mismo ha participado, "proposiciones muy revolucionarias" sobre cambios en esta institución financiera, como que "EE.UU. y Europa renuncien a su poder de veto"; modificaciones "radicales" en su Gobierno para que los países pobres tengan "representación correspondiente a su importancia en el mundo"; o haciendo que los que decidan dejen de ser los técnicos.

A su juicio, estos cambios son "necesarios e importantes". No obstante, opinó que hay otras instituciones mundiales que requieren de modificaciones "similares", así como la creación de instituciones mundiales para hacer frente a los nuevos problemas surgidos en los últimos años, como el cambio climático, y el establecimiento de un sistema "más democrático que el G-8", algo "más legítimo y compacto" que el G-20, para que "a nivel más alto haya impulsión estratégica democrática" sobre "toda esta constelación de instituciones".

Respecto a la "carencia ética", Camdessus destacó que a cada etapa de la actual crisis económica corresponden "faltas graves éticas íntimamente vinculadas a los errores técnicos o profesionales".

Como ejemplos, citó el "otorgar préstamos tan arriesgados a personas cuya solvencia no puede ser demostrada"; vender instrumentos representativos de esos créditos "sin hacer explícita su naturaleza"; o utilizarlos para "hacer más remuneradores e instrumentos monetarios vendidos al público, sin informar a los clientes de los riesgos reales".

Asimismo, denunció que los principios básicos de unas finanzas al servicio de una economía más humana "se han ido ignorando", y así esta crisis financiera es "ante todo" un "desastre ético".

Por ello, apeló a la necesidad de reconstruir un sistema, "más digno del hombre", en torno a valores que se estaban olvidando, como "la responsabilidad de todos para todo"; la "solidaridad sobre todo con los más pobres"; y "la ciudadanía global".

Finalmente, afirmó que entre "los imperativos éticos del momento" está que "los vascos tengan confianza en sus empresas".

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