jueves, 26 de marzo de 2009

Combaten en México las altas tasas de interés sobre préstamos

MÉXICO.- Millones de personas que contaban por primera vez con una tarjeta de crédito compraron de todo, desde reproductores de DVD hasta pañales, desatando un consumismo que hizo felices a los bancos.

Ahora lo lamentan, pues no pueden pagar la deuda ante los aumentos en las tasas de interés, las comisiones y otras tarifas, que en algunos casos llegan al 100% anual. Proliferan los morosos a medida que la crisis económica mundial genera desempleo y los bancos se ven obligados a seguir aumentando las tasas.

"No hay salida", expresó Manuel Correa, un mensajero de 51 años al que se le triplicaron los pagos mínimos, hasta llegar al equivalente a 105 dólares mensuales, lo que representa un tercio de sus ingresos. El pago mínimo subió abruptamente cuando se salteó un par de cuotas tras perder su trabajo previo.

"Tenía que elegir entre comer, pagar la renta o pagarle al banco", explicó. Optó por comer.

Legisladores, militantes de base, uno de los hombres más ricos del mundo e incluso al Iglesia católica se han rebelado contra las tasas de interés, que figuran entre las más altas del mundo y son diez veces lo que los bancos pagan por los depósitos.

"Los bancos están actuando con una voracidad irresponsable, pidiendo intereses demasiado altos que, al final de cuentas, el cliente no puede pagar", comentó la arquidiócesis católica en diciembre. Agregó que la "codicia insaciable" de los bancos alimenta una crisis económica que puede derivar en agitación social.

El malestar es tan grande que el gobierno, en manos de conservadores, está siguiendo los pasos de Venezuela, donde no se permiten tasas de interés superiores al 33% para las tarjetas de crédito.

Un proyecto de ley que está siendo considerado en el Senado fijaría un tope similar por primera vez en México, permitiendo una diferencia máxima del 10% entre los intereses que pagan por los depósitos y los que cobran por los préstamos. La tasa más alta en vigor, un 113% anual que cobra Invex Bank a los clientes de alto riesgo, es diez veces ese tope y, de ser aprobado ese proyecto, bajaría al 18%.

El proyecto se propone poner fin "al excesivo enriquecimiento de los bancos extranjeros" que dominan la industria bancaria mexicana, según dice su texto, lo que le da un tono nacionalista a la iniciativa.

Uno de los que apoya la reducción de las tasas de interés es el magnate Carlos Slim, quien dijo en diciembre que las tasas de las tarjetas de crédito eran "insostenibles y, en su mayoría, imposibles de pagar".

El banco de Slim, Inbursa, ofrece una tarjeta a clientes preferenciales con una tasa del 47,7%, una de las más bajas en vigor. Pero el banco no desempeña un papel prominente en el negocio de las tarjetas de crédito y sus detractores dicen que la de Slim es una posición oportunista, que busca dejar mal parados a sus competidores.

Algunos sectores sostienen que el tope a las tasas perjudicará a los pobres, porque reducirá el margen de maniobra de los bancos y hará que le presten dinero únicamente a las personas con historiales de crédito impecables.

"Si fijamos topes, mucha gente, especialmente de bajos recursos, se va a quedar sin posibilidades de conseguir créditos", manifestó Enrique Castillo, director de la Asociación de Bancos de México.

Los bancos admiten que parte del problema fue el crecimiento explosivo de las cuentas bancarias y de tarjetas de crédito. La crisis del peso de 1994 había destrozado la industria bancaria y por varios años fue muy difícil conseguir una tarjeta de crédito.

Organizaciones extranjeras, como Citigroup y HSBC, vieron una buena oportunidad de ganar dinero, compraron bancos locales y comenzaron a ofrecer tarjetas de crédito, que llegaron a generar una deuda total del equivalente a 26.000 millones de dólares en febrero del 2008.

Pronto aparecieron las señales de alarma y un 9,5% de los clientes de esas tarjetas estaban en mora en febrero pasado.

Muchas personas tenían limitada experiencia con estas tarjetas. Gastaron más de la cuenta y agotaron el crédito disponible, sin preocuparse por manejar las cosas de modo tal que les garantizase seguir recibiendo tasas bajas, indicó Castillo.

"Los bancos le dieron crédito a personas que no estaban en condiciones de pagar la deuda", afirmó Alfonso Ramírez Céllar, quien defiende la causa de los deudores.

La gente tendía a aceptar cualquier tasa que le ofrecían, sin acudir a otros bancos y fomentar una competencia que bajase los intereses, expresó Marco Antonio Carrera, director de estudios del mercado de la Comisión de Defensa de los Clientes de Bancos, una agencia reguladora que estudia las quejas relacionadas con los servicios financieros.

Como resultado de ello, los dos bancos más grandes de México, Bancomer, propiedad del BBVA español, y Banamex, subsidiario del Citigroup, controlan entre ambos el 57% del mercado de tarjetas de crédito.

La Asociación de Bancos de México dice que las tasas van del 28 al 113% y que el promedio es del 37%.

Esa es exactamente la razón por la que los bancos extranjeros invadieron México, para cobrar intereses altos, declaró el legislador Octavio Fuentes, quien aseguró que las tasas de interés que se cobran en México son hasta ocho veces más altas que las de Gran Bretaña, España, Canadá y Estados Unidos.

Los bancos aducen que las anticuadas regulaciones hacen que resulte más difícil confiscar bienes para saldar deudas impagas, lo que aumenta los riesgos. Ese proceso generalmente implica un juicio, que puede tomar años. Por ello, a los bancos no les queda otra que cobrar intereses altos, pues no tienen otra forma de recuperar las pérdidas.

La actual crisis económica empujó a los bancos a renegociar los balances y ofrecer tasas más bajas a los clientes fiables. Bancomer ofrece en algunos casos un 28% a las personas que han pagado sus cuentas a tiempo durante un año. Banamex, por su parte, asegura que ayudó a 130.000 personas a renegociar sus deudas.

Muchos mexicanos tienen presentes los 70.000 millones de dólares que debió poner el gobierno para rescatar los bancos en la crisis de 1995 y temen que la historia pueda repetirse.

"Hay gente que tiene que usar las tarjetas para comprar alimentos" debido a la actual crisis económica, señaló el legislador Antonio Soto, quien está a favor de que se fije un límite a los intereses. "No van a poder pagar y el costo recaerá nuevamente en los contribuyentes".

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