miércoles, 18 de marzo de 2009

Grecia reproduce cigarros cubanos

ATENAS.- Una firma griega dice que tiene los secretos de los cigarros cubanos y el éxito de ventas parece darle la razón. Los ingresos de Domenico Cigars son muy buenos a pesar de la crisis económica mundial.

La aventura de esta pequeña fábrica, que usa semillas cubanas y también las técnicas de los caribeños, comenzó hace cinco años en un valle 300 kilómetros (185 millas) al noroeste de Atenas, que ofrece condiciones ideales para esta actividad, húmedas y calurosas. El año pasado produjo 70.000 cigarros.

Andreas Haralambous, director del departamento de tabacos del Ministerio de Agricultura, dice que las condiciones en los campos de Domenico son muy similares a las de Pinar del Río, la famosa zona tabacalera cubana donde crece el tabaco Partagas.

"Las variedades de tabaco cubano responden bien en esta zona. Las hojas son delgadas, se queman bien y tienen buen aroma... todos elementos positivos", expresó. "El clima es húmedo y la tierra también es parecida, rojiza".

Lazaros Tsouvelakidis, a cargo de las mezclas de tabaco de Domenico, indicó que los compradores se sienten atraídos inicialmente por la curiosidad y los bajos precios. Los cigarros cuestan cinco dólares cada uno, lo mismo que los cigarros importados hechos con máquinas y la mitad de lo que cuesta un cigarro cubano enrollado a mano.

Tsouvelakidis y varios funcionarios griegos viajaron a Cuba en el 2003, en momentos en que los agricultores estaban molestos con la caída de los precios del tabaco. Recorrieron las fábricas donde se hacen cigarros a mano y las plantaciones de tabaco.

"No nos mostraron nada", afirmó Tsouvelakidis. "No nos permitieron tomar notas. Pero escribíamos todo lo que vimos por la noche en el hotel. Apuntamos todo".

Luego vinieron años de ensayos para aprender la compleja técnica de la fabricación de cigarros a mano.

Hubo que encontrar moldes de madera y prensas, o fabricarlas de cero, junto con gabinetes humidificadores, un establo para secar o curar las hojas colgadas y cubas para el prolongado proceso de fermentación. Tsouvelakidis ensayó numerosas mezclas y le envió muestras a todo amante de los cigarros dispuesto a dar su opinión.

Aprender a enrollar los cigarros fue lo más complicado.

En la fábrica de Domenico, cuatro empleados se sienten alrededor de una mesa de playwood y enrollan cigarros acompañados por la música de una pequeña radio transistor. Ioulia Navrouzidou enrolla una hoja de papel en el paso final de un proceso que requiere mucha habilidad y atención.

"Nos costó aprender, porque no sabíamos nada de esto. Pero poco a poco aprendimos de los muchachos que fueron allí (a Cuba)", expresó la mujer. "Ensayábamos todos los días. Nos tomó casi un año aprender".

Navrouzidou dijo que le encantaría visitar Cuba, pero que es un viaje muy costoso.

Domenico emplea hoy 35 personas y produce distintos tipos de cigarros, incluidos pequeños cigarrillos, los fornidos robustos y el Churchill.

En un barrio exclusivo de Atenas, Apostolos Polyzos, propietario de un negocio de cigarros, enciende un Domenico mientras atiende un cliente tras otro. Dice que los cigarros griegos se venden bien, pero que jamás tendrán la calidad de un cigarro cubano.

"(Los Domenico) Tienen semilla cubana, pero la tierra es diferente, por lo que el sabor también es distinto", manifestó. "La calidad es muy buena, pero necesitan mejorar la forma en que los enrollan y la presentación".

"La gente prueba estos cigarros porque son griegos. Sin embargo, los siguen comprando porque les gustan", añadió.

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