jueves, 19 de marzo de 2009

La Unión Europea abre su cumbre con rechazo a la presión para inyectar más fondos contra crisis

BRUSELAS.- La Unión Europea (UE) rechazó el jueves en la apertura de su cumbre de Bruselas la presión norteamericana de inyectar más fondos públicos ante la recesión, con la mente puesta en mostrarse unida para reformar el sistema financiero mundial en la cita del G-20 en Londres.

"Algunos aún no han aplicado sus planes de reactivación nacionales. Entonces no tiene sentido comenzar a adoptar nuevos paquetes de impulso" económico, dijo el primer ministro checo Mirek Topolanek, cuyo país preside la UE, al referirse a las medidas adoptadas por el bloque frente a la crisis.

En la misma sintonía, la canciller alemana Angela Merkel también juzgó que los actuales planes de reactivación "son suficientes y que primero es necesario dejarlos surtir efecto".

La UE ha adoptado hasta el momento medidas presupuestarias para afrontar la crisis por un monto de 400.000 millones de euros (unos 520.000 millones de dólares), es decir el 3,3% del Producto Interior Bruto (PIB) de los 27, una cifra muy inferior al esfuerzo de Estados Unidos, que lanzó en febrero un plan de impulso económico de 787.000 millones de dólares.

Para los jefes de Estado y de gobierno de la UE, el objetivo de la cumbre de jueves y viernes en Bruselas es más bien lograr una posición fuerte de cara al G-20 del 2 de abril en Londres en el que participarán las principales potencias industriales y emergentes.

En una carta conjunta a los responsables europeos, Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy ya dejaron claro que su intención es lograr que el G-20 apruebe una mejor regulación del sistema financiero mundial, en particular de los fondos especulativos y los paraísos fiscales.

En ese marco, los líderes europeos deberían reclamar "reglamentar mejor los mercados", instado sí a "continuar la coordinación, a escala internacional, de las medidas de impulso presupuestario", según un proyecto de declaración final de la cumbre.

Aunque esta posición es mayoritaria, algunos se inquietan sin embargo por las escasos anuncios concretos, en un momento en que la recesión se agudiza y el FMI (Fondo Monetario Internacional) indicó que espera una contracción del PIB mundial de entre 0,5% y 1,0% en 2009, algo inédito desde 1945.

"Si no hacemos algo diferente, corremos el riesgo de tener 25 millones de desempleados en Europa", advirtió el jueves en Bruselas el presidente del Partido Socialista Europeo (PSE), el ex primer ministro danés Poul Nyrup Rasmussen, resumiendo la posición del centro izquierda.

El carácter "explosivo" del alza del desempleo en Europa, donde unos 4,5 millones de personas podrían perder su trabajo en 2009, ha multiplicado los pedidos de una reacción más enérgica, por ejemplo desde el Comité Económico y Social Europeo, que reúne a representantes de la patronal y los sindicatos.

Pero estas demandas urgentes chocan con los problemas de la UE para ponerse de acuerdo sobre medidas conjuntas contra la crisis, como lo demuestran las difíciles negociaciones desde diciembre para un compromiso sobre proyectos de inversiones por 5.000 millones de euros propuestos por la Comisión Europea en materia de energía e internet.

Muchos países como Alemania, consideran que esas iniciativas tienen plazos demasiado largos.

Los líderes europeos también siguen divididos en cuanto a la necesidad de ayudar más a los países de Europa del Este que atraviesan graves problemas financieros, como Hungría y Letonia.

La cumbre de Bruselas podría decidir aumentar el paquete de préstamos de emergencia a disposición de esos países, pese a la reticencia de algunos Estados miembros de la UE preocupados por la manera en que esa iniciativa podría ser interpretada.

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