lunes, 30 de marzo de 2009

Los países en desarrollo quieren hacerse oír en cumbre del G-20

LONDRES.- Mientras los líderes de los países más ricos del mundo discutirán esta semana en Londres cómo encarar la crisis económica global, los países en desarrollo exigirán, con voz aún más fuerte, tener poder de decisión en cualquier solución global.

La declaración del presidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva de que la crisis fue causada "por personas blancas de ojos azules", es una contundente recapitulación de la posición de los países emergentes en la cumbre del Grupo de los 20, que comienza el jueves.

Brasil, India, China, Indonesia y otras naciones en vías de desarrollo buscan convertirse en una vigorosa voz en el seno del G20.

Esas naciones se ven afectadas por la falta de crédito de bancos de países industrializados que no desean correr riesgos adicionales. A eso se suma la fuga de capitales y tasas de interés que se han ido a las nubes. Los países más pobres, entretanto, sufren la caída en el precio de las materias primas y una reducción de la ayuda externa.

Amir Amel-Zadeh, profesor de la Escuela de Administración de Empresas Judge, de la Universidad de Cambridge, dijo que esas naciones "han sido puestas al margen de toda coordinación y posiblemente sean las que podrían sufrir más si no se adoptan acciones de envergadura".

Aludiendo a Brasil y Argentina, Silva dijo que la cumbre de Londres señala "la primera vez ... en los últimos dos siglos en que dos países en desarrollo vienen a una reunión con una mayor autoridad moral que los países ricos".

La suerte de los países emergentes, sin embargo, no es prioritaria en la cumbre. En la agenda del jueves figura en tercer lugar, detrás del debate sobre un paquete de estímulo económico y sobre reformas a las leyes de regulación de instituciones financieras.

El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha escrito a los líderes del G20 para pedirles que aprueben un plan de estímulo por un billón de dólares para los países en desarrollo.

A su vez, el primer ministro de Gran Bretaña Gordon Brown, anfitrión de la cumbre, ha prometido analizar la evasión fiscal por parte de los millonarios en los países industrializados, algo que considera uno de los mayores obstáculos al desarrollo.

En cuanto a China, su gobierno ha mostrado su intención de desafiar a Estados Unidos, al señalar que su respuesta rápida a la crisis, incluido un paquete de estímulo por 4 billones de yuanes (586.000 millones de dólares) demostró la superioridad de su sistema autoritario, donde sólo permite la existencia de un solo partido.

Beijing quiere más influencia sobre el Fondo Monetario Internacional, a cambio de poner más dinero en sus arcas.

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