jueves, 19 de marzo de 2009

Los socialistas europeos creen que sin un plan "más ambicioso" habrá 25 millones de parados en 2010

BRUSELAS.- El presidente del Partido Socialista Europeo (PSE), Poul Nyrup Rasmussen, aseguró hoy que Europa necesita un plan de estímulo "mucho más ambicioso, pero también más realista" cuyo efecto sobre el empleo sea "inmediato" o, de lo contrario, "tendremos 25 millones de desempleados en Europa al empezar el año próximo".

En rueda de prensa al término de la reunión de los líderes socialistas europeas --que se celebra tradicionalmente en Bruselas antes del inicio de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno--, Rasmussen afirmó que "es necesario centrarse en el coste social" de la crisis económica y financiera.

Un mayor número de inversiones para potenciar la creación de empleo en áreas como la eficiencia energética y otras también consideradas 'verdes' es una de las claves que los socialistas europeos han defendido este jueves. Asimismo, recalcaron la importancia de que los puestos de trabajo que se creen han de ser "estables" y apostaron por "impulsar la formación" de los trabajadores para hacer frente a las dificultades de empleo.

Los socialistas europeos respaldaron en el encuentro mantenido hoy los puntos que a su juicio deben ser clave al diseñar las próximas medidas contra la crisis. Así, exigen acciones para impulsar el crecimiento y la inversión, "cuidar" los empleos que ya existen, mostrar "solidaridad" con los países "más vulnerable", "asegurar" la regulación del sistema financiero y que la UE represente una "voz fuerte" en el G-20, explicó Rasmussen.

"Si no hacemos nada, corremos el riesgo de tener 25 millones de parados", insistió el presidente del PSE, que también juzgó como insuficientes los 5.000 millones de euros que prevé el plan de estímulo para inversiones en materia de eficiencia energética. Rasmussen reclamó un plan de acción "más ambicioso, consistente y coherente" para los países "en dificultades".

En la misma rueda de prensa, el primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsány, también apeló a la "solidaridad" con los países con mayores dificultades y lamentó que la gran parte de los planes puestos en marcha por los Estados miembros "se basen en cuestiones nacionales".

"Esta es una crisis global que necesita una respuesta global", reiteró para reclamar una "mayor cooperación" dentro de la Unión y confiar en que de la cumbre de primavera "salga una respuesta común" que logre aunar los "diferentes enfoques nacionales".

La principal consecuencia de la crisis es que "millones y millones de personas pierden sus empleos", por lo que Gyurcsány consideró que para "proteger nuestros intereses" lo primordial es "proteger estos empleos y proteger a la gente".

Por su parte, la primera secretaria del Partido Socialista francés, Martine Aubry, se mostró convencida de que la crisis será "más profunda, larga y pesada para los ciudadanos de lo que se podía imaginar".

Por ello, dijo, hay que "anteponer la Europa social a la económica" y dar una respuesta a la crisis "desde otro modelo económico y social" que incluye "mantener el empleo tanto como sea posible y apoyar a aquellos que sean despedidos".

Es necesario un plan de estímulo "masivo" para luchar contra la crisis, pero que mantenga el "equilibrio entre consumo e inversión" y con efecto "inmediato", declaró Aubry.

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