miércoles, 11 de marzo de 2009

Viajes de cubano-estadounidenses, alivio para el bolsillo

LA HABANA.- Artesanos, trabajadores independientes, taxistas, empleados estatales... Todos ven la eliminación de muchas de las restricciones a los viajes de los cubano-estadounidenses a la isla como un alivio para su economía y para su corazón. Pero es además la oportunidad para que las familias se reúnan. Es algo sentimental, pero es importante también.
El Congreso estadounidense acaba de aprobar una legislación que permitirá a los cubano-estadounidenses viajar a Cuba una vez al año para visitar familiares, permanecer el tiempo que deseen y gastar hasta 179 dólares al día. La medida abarca no solo a padres, hijos y hermanos, sino también a primos directos y tíos.

Se espera que la iniciativa sea rubricada en cualquier momento por el presidente estadounidense Barack Obama.

En el 2004, su predecesor George W. Bush dispuso que los cubano-estadounidenses podían visitar la isla una vez cada tres años por una duración de 14 días. Además limitó la definición de "familiar" a padres, abuelos y hermanos, y el gasto en la isla a 50 dólares diarios.

La votación no elimina las restricciones existentes, pero retira los fondos necesarios para vigilar su cumplimiento, por lo que en la práctica representa un retorno a las normas vigentes antes de que Bush adoptase una política más severa en el 2004 y el 2005.

La ley cubana estipula que los paladares no pueden tener más de 12 plazas y sólo pueden trabajar familiares directos, como esposas, hijos o hermanos. Además deben abonar un impuesto mensual fijo.

Los visitantes van a las tiendas del Estado y también a las que venden alimentos y artículos electrónicos importados, donde compran productos a altos precios para sus familias.

En el Senado estadounidense el republicano Richard Lugar divulgó hace unas semanas un informe en el que señaló que el embargo comercial impuesto hace 50 años a Cuba no ha generado cambios significativos en el gobierno de La Habana.

Lugar dijo que ha llegado el momento de revaluar la política estadounidense y de negociar con ella "de una manera que fortalezca los intereses norteamericanos".

Por otra parte, el presidente Raúl Castro se mostró dispuesto a conversar con su colega estadounidense Barack Obama.

Durante su campaña presidencial Obama se comprometió a levantar muchas restricciones, pero dijo que mantendría el embargo de Estados Unidos hacia la isla y lo utilizaría para promover un cambio democrático en Cuba.

"El camino a la libertad para todos los cubanos debe empezar con justicia para los prisioneros políticos de Cuba, con los derechos a la libre expresión, la libertad de prensa y la libertad de reunión, y debe llevar a elecciones que sean libres y justas", expresó Obama al trazar en mayo su política hacia América Latina.

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