domingo, 5 de abril de 2009

Alemania planta cara a Suiza por el secreto bancario

BERLÍN.- Durante semanas, azuzados por la prensa y las inusuales declaraciones patrióticas de los políticos, dos países del centro de Europa, la pequeña e independiente Suiza de 7,7 millones de habitantes y la gigante Alemania, de 80 millones y motor de la Unión Europea, han reproducido un ambiente prebélico donde no han faltado las acusaciones de colonialismo, las comparaciones con la era nazi, los viejos chistes vecinales, ministros suizos que anunciaban que cambiaban su coche alemán por uno francés, y la amenaza de cortar las fluidas relaciones comerciales, según recuerda hoy 'El Mundo'.

El miércoles, finalmente, en Berlín, los ministros de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, y suizo, Micheline Calmy Rey, firmaban la tregua con un apretón de manos y promesas de cooperación.Aunque la raíz del problema, los paraísos fiscales y el secreto bancario helvético, una vieja cruzada de Alemania y Francia, iba a convertirse 24 horas más tarde en uno de los grandes asuntos a tratar en la cumbre del G-20 en Londres.

La primera andanada llegaba a principios de mes del ministro de Finanzas germano, el socialdemócrata Peer Steinbrück, un hombre del norte (Hamburgo) con una forma de hablar «directa e imaginativa», según justificaba su colega Steinmeier.


Pocos días después de que Suiza, tras anuncios similares de Andorra y Liechtenstein, se mostrara dispuesta a flexibilizar sólo en casos concretos su secreto bancario, pero manteniendo esa figura, el alemán arremetía contra los confederados, exigía la creación de «listas negras» de paraísos fiscales y se mostraba escéptico con las promesas suizas «que en el pasado no tuvieron ningún efecto».

Claramente, Steinbrück respondía a la oferta de Berna recordando que «el estándar de la OCDE exige que se proporcione la información en casos simples de tributación». «El acceso a la información bancaria debe concederse independientemente de si existe o no sospecha de evasión fiscal», añadía.

Lo que encendió los ánimos confederados fue una frase de Steinbrück y el hecho de que el borrador de una lista negra impulsado por Berlín y París ya circulaba por la OCDE. Y en ella estaba Suiza.El germano amenazaba con «sacar el látigo» contra esos países.

La lista «es como la caballería ante los indios, a la que se le puede dar la orden de cargar, pero no tiene por qué ser así.Los indios simplemente tienen que saber que está ahí», apuntó.

El Gobierno suizo llamó a consultas al embajador alemán, Alex Berg, y el popular diario Blick hallaba un filón y convertía a Steinbrück en «el alemán más odiado de Suiza».

Desde la Confederación Helvética, su presidente y ministro de Finanzas, Hans-Rudolf Merz, advertía de que Suiza «no se dejará intimidar por ningún país». La ministra de Exteriores Calmy Rey señalaba que «no se puede tratar así a un Estado miembro de la OCDE», y el Parlamento no dudaba en votar a favor de defender a la nación de cualquier «agresión exterior».

Más efectista reaccionaba el ministro de Defensa, el ultraderechista Ueli Maurer, quien anunciaba públicamente que cambiaba su Mercedes Clase C oficial por un Peugeot francés. Más aún, Maurer apuntaba que la tensión «generada por los alemanes» ponía en peligro el acuerdo para comprar 33 cazas de combate a Berlín por valor de 2,2 millones de francos suizos (1,4 millones de euros).

Desde las páginas de los diarios suizos, amén de denunciar las «actitudes colonialistas» y de «recuerdo nazi», se apuntaba que los alemanes tienen más que perder que los suizos en caso de una hipotética ruptura. Berlín compra a Berna productos por valor de 66 millones de euros y vende por 43. Unos 260.000 alemanes viven en el país vecino.


Cada día, 44.000 germanos cruzan la frontera para trabajar. La Confederación tiene 50.000 millones de francos invertidos en Alemania, y además, 105.000 alemanes reciben pensión de Suiza.

Mientras la canciller Angela Merkel y Steinmeier salían en defensa de Steinbrück y la prensa alemana recordaba con sorna los productos suizos de los que el país podría prescindir, el ministro redundaba unos días más tarde y advertía que su país investiga qué bancos alemanes han promovido la evasión fiscal. Steinbrück recordó que en abril entra en vigor en Alemania la llamada Ley Pfandbrief, destinada inicialmente a salvar bancos en crisis.

Las acusaciones


Peer Steinbrück: El ministro de Finanzas alemán amenazó a principios de marzo con «sacar el látigo» contra los países sospechosos de evasión fiscal, entre los que se encontraba Suiza.

Hans-Rudolf Merz: El ministro de Finanzas suizo contestó al alemán advirtiendo de que Suiza «no se dejará intimidar por ningún país».

Frank-Walter Steinmeier: El ministro de Exteriores alemán justificó el pasado miércoles a Steinbrück argumentando que la manera de hablar de su colega es «directa e imaginativa».

Calmy Rey: La ministra de Exteriores suiza reaccionó ante las palabras de Steinbrück y advirtió de que «no se puede tratar así a un Estado de la OCDE».

Ueli Maurer: El ministro de Defensa suizo anunció que cambiaría su Mercedes alemán oficial por un Peugeot francés.

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