El miércoles, finalmente, en Berlín, los ministros de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, y suizo, Micheline Calmy Rey, firmaban la tregua con un apretón de manos y promesas de cooperación.Aunque la raíz del problema, los paraísos fiscales y el secreto bancario helvético, una vieja cruzada de Alemania y Francia, iba a convertirse 24 horas más tarde en uno de los grandes asuntos a tratar en la cumbre del G-20 en Londres.
La primera andanada llegaba a principios de mes del ministro de Finanzas germano, el socialdemócrata Peer Steinbrück, un hombre del norte (Hamburgo) con una forma de hablar «directa e imaginativa», según justificaba su colega Steinmeier.
Pocos días después de que Suiza, tras anuncios similares de Andorra y Liechtenstein, se mostrara dispuesta a flexibilizar sólo en casos concretos su secreto bancario, pero manteniendo esa figura, el alemán arremetía contra los confederados, exigía la creación de «listas negras» de paraísos fiscales y se mostraba escéptico con las promesas suizas «que en el pasado no tuvieron ningún efecto».
Claramente, Steinbrück respondía a la oferta de Berna recordando que «el estándar de la OCDE exige que se proporcione la información en casos simples de tributación». «El acceso a la información bancaria debe concederse independientemente de si existe o no sospecha de evasión fiscal», añadía.
Lo que encendió los ánimos confederados fue una frase de Steinbrück y el hecho de que el borrador de una lista negra impulsado por Berlín y París ya circulaba por la OCDE. Y en ella estaba Suiza.El germano amenazaba con «sacar el látigo» contra esos países.
La lista «es como la caballería ante los indios, a la que se le puede dar la orden de cargar, pero no tiene por qué ser así.Los indios simplemente tienen que saber que está ahí», apuntó.
El Gobierno suizo llamó a consultas al embajador alemán, Alex Berg, y el popular diario Blick hallaba un filón y convertía a Steinbrück en «el alemán más odiado de Suiza».
Desde la Confederación Helvética, su presidente y ministro de Finanzas, Hans-Rudolf Merz, advertía de que Suiza «no se dejará intimidar por ningún país». La ministra de Exteriores Calmy Rey señalaba que «no se puede tratar así a un Estado miembro de la OCDE», y el Parlamento no dudaba en votar a favor de defender a la nación de cualquier «agresión exterior».
Más efectista reaccionaba el ministro de Defensa, el ultraderechista Ueli Maurer, quien anunciaba públicamente que cambiaba su Mercedes Clase C oficial por un Peugeot francés. Más aún, Maurer apuntaba que la tensión «generada por los alemanes» ponía en peligro el acuerdo para comprar 33 cazas de combate a Berlín por valor de 2,2 millones de francos suizos (1,4 millones de euros).
Desde las páginas de los diarios suizos, amén de denunciar las «actitudes colonialistas» y de «recuerdo nazi», se apuntaba que los alemanes tienen más que perder que los suizos en caso de una hipotética ruptura. Berlín compra a Berna productos por valor de 66 millones de euros y vende por 43. Unos 260.000 alemanes viven en el país vecino.
Cada día, 44.000 germanos cruzan la frontera para trabajar. La Confederación tiene 50.000 millones de francos invertidos en Alemania, y además, 105.000 alemanes reciben pensión de Suiza.
Mientras la canciller Angela Merkel y Steinmeier salían en defensa de Steinbrück y la prensa alemana recordaba con sorna los productos suizos de los que el país podría prescindir, el ministro redundaba unos días más tarde y advertía que su país investiga qué bancos alemanes han promovido la evasión fiscal. Steinbrück recordó que en abril entra en vigor en Alemania la llamada Ley Pfandbrief, destinada inicialmente a salvar bancos en crisis.
Las acusaciones
Peer Steinbrück: El ministro de Finanzas alemán amenazó a principios de marzo con «sacar el látigo» contra los países sospechosos de evasión fiscal, entre los que se encontraba Suiza.
Hans-Rudolf Merz: El ministro de Finanzas suizo contestó al alemán advirtiendo de que Suiza «no se dejará intimidar por ningún país».
Frank-Walter Steinmeier: El ministro de Exteriores alemán justificó el pasado miércoles a Steinbrück argumentando que la manera de hablar de su colega es «directa e imaginativa».
Calmy Rey: La ministra de Exteriores suiza reaccionó ante las palabras de Steinbrück y advirtió de que «no se puede tratar así a un Estado de la OCDE».
Ueli Maurer: El ministro de Defensa suizo anunció que cambiaría su Mercedes alemán oficial por un Peugeot francés.
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