sábado, 25 de abril de 2009

América Latina vuelve poco a poco al FMI para afrontar la crisis

WASHINGTON.- Cinco países latinoamericanos han pedido ayuda en los últimos meses al Fondo Monetario Internacional (FMI) para afrontar la crisis económica, aunque buena parte de ellos lo ha hecho de forma cautelar y en mejores condiciones que en el pasado.

Tras casi una década en la que el papel del FMI como prestamista fue duramente cuestionado, poco a poco la región vuelve a sentarse a la mesa para negociar con la entidad, como sucedió en los años 80 y 90.

El último en suscribir una línea de crédito fue Guatemala, que recibirá 935 millones de dólares de un préstamo 'standy-by' a 18 meses, informó el FMI el jueves. Como en el caso de Costa Rica, El Salvador, México y Colombia, los términos del comunicado son muy similares: Guatemala no tiene "necesidad inmediata en su balanza de pagos y este programa es parte de una estrategia preventiva integral para reforzar el colchón de liquidez del país", explicó el FMI.

El Salvador pidió 800 millones de dólares y Costa Rica 735 millones. El presidente electo de El Salvador, Mauricio Funes, declaró de visita en Washington que buscará nueva ayudas para "cubrir las necesidades prioritarias" de su país, en referencia a una brecha fiscal que podría oscilar entre 500 y 600 millones de dólares una vez que asuma.

México y Colombia, países que han recibido elogios del FMI y de inversores en los últimos años, pudieron negociar en muchos mejores términos. Ambos países se acogieron a la nueva Línea de Crédito Flexible (LCF), creada después de que el Fondo reconociera al inicio de la crisis que tenía que suavizar sus condiciones de crédito.

México obtuvo un LCF por valor de 47.000 millones de dólares y Colombia lo solicitó por un valor de 10.400 millones. Con esa LFC el país beneficiario no necesita oficialmente una revisión de sus cuentas por parte del FMI, mediante esas visitas de inspección que tanta irritación despertaban durante la pasada década en la región.

"Es como suscribir una póliza de seguros con un exámen previo muy bajo", en palabras de Mauricio Cárdenas, director de la iniciativa América Latina del Instituto Brookings en Washington.

En 2005, el 80% de los préstamos del FMI estaban destinados a América Latina, y tan sólo tres años después representaban apenas un 1%.

El FMI y el Banco Mundial se reúnen este fin de semana en su tradicional asamblea semestral, y otros países de la región acuden también con otros planteamientos muy diferentes que en el pasado.

Brasil no está dispuesto a hablar aún de nuevos aportes al FMI y considera que deben continuar los trabajos a nivel de expertos, declaró el ministro de Hacienda, Guido Mantega.

Los países avanzados como Alemania quieren que los emergentes participen en el tramo más importante de la ampliación de capital del Fondo, del orden de 500.000 millones de dólares.

"No hablaremos de cifras hasta que no haya un nuevo instrumento adecuado" dentro del Fondo, declaró a la prensa Mantega. Brasil participa por el momento con 4.500 millones de dólares, y no dará más cifras hasta que no quede aclarado el tema de la reforma interna, y la reorganización de cuotas, añadió.

El cambio de tono de América Latina respecto al FMI, y viceversa, está directamente relacionado con la creciente importancia del G-20, donde están representados Argentina, Brasil y México. Argentina criticó esta semana la previsión de un 1,5% de contracción de su economía del FMI.

"Entiendo perfectamente que las proyecciones (del FMI), que a veces son más negativas que lo que los gobiernos han estado calculando, descorazonen a algunos líderes. No obstante, no hay ningún caso de animadversión para país alguno", señaló en rueda de prensa el director para América Latina del FMI, Nicolás Eyzaguirre.

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