domingo, 19 de abril de 2009

Auge de la subcontratación en América Latina, pese a crisis

MANAGUA.- La subcontratación de servicios en el extranjero por parte de empresas estadounidenses ha generado miles de sitios de trabajo en los últimos años en Latinoamérica, donde los clientes multinacionales aprovechan la mano de obra barata, su buen nivel de inglés y las economías estables de algunas naciones.

Ahora, la crisis financiera está acelerando esa tendencia y lleva a las empresas a recortar más sus gastos, al tiempo que el resurgimiento del dólar abarata la contratación en el extranjero.

Para América Latina, el crecimiento de este sector promete reducir la dependencia respecto de las volátiles exportaciones de materias primas y generar dinero para fomentar el crecimiento. Además, los empleos en las áreas de servicio al consumidor, tecnología y administración ofrecen a muchos habitantes una forma de ascender a la clase media.

El centro de atención telefónica en Managua emplea a 475 personas, incluidos estudiantes egresados de la universidad, un cocinero profesional, un campeón de billar y todos los miembros de una banda de rock. Su salario inicial de 500 dólares mensuales representa más del triple del sueldo promedio en el país.

"Esto es algo que no se encuentra todos los días, un empleo decente con un buen salario", dijo Olivett Stephenson, abogada de 25 años, quien entrena a los telefonistas en el centro, donde dos de sus hermanos reciben llamadas.

Catorce sitios semejantes atrajeron el año pasado una inversión de 27 millones de dólares a Nicaragua, una importante fuente de ingresos en el segundo país más pobre de América.

Los servicios subcontratados en el extranjero, una industria global de 76.000 millones de dólares, que se expande más de un 25% al año, tienen sus raíces en la década de 1960, cuando las empresas estadounidenses comenzaron a delegar las tareas de computación infraestructural a terceros en el país, lo que les daba libertad para enfocarse en sus negocios centrales.

La revolución de las telecomunicaciones llevó al extranjero ese mismo modelo a finales de los 90, al reducir los costos de las comunicaciones y permitir que las empresas encomendasen a otros ciertas tareas mediante la subcontratación.

El temor al llamado "Y2K", el problema de calendario que amenazó con desactivar las computadoras en el comienzo del 2000, hizo que varias empresas enviaran de manera urgente algunas labores de tecnologías de la información a la India, donde las escuelas estatales entrenaron a miles de ingenieros para tener mano de obra barata.

En tanto, los bajos impuestos atrajeron a empresas como Dell e Intel a Irlanda, que vivió un auge en el sector de alta tecnología y se transformó el año pasado en una de las 10 naciones más ricas del mundo.

En tanto, los países más grandes de América Latina privatizaron las telecomunicaciones, lo que intensificó la competencia entre las telefónicas y los proveedores de internet, los cuales redujeron lo suficiente sus precios como para hacer viable la subcontratación.

La historia "ayudó" un poco. Una crisis financiera obligó a los argentinos, con altos niveles de educación, a trabajar por menos sueldo en el 2001; Panamá aprovechó los vínculos forjados durante la presencia estadounidense de 85 años en el Canal; Nicaragua ofrece miles de angloparlantes que huyeron a Estados Unidos durante la revolución sandinista y que después regresaron.

La crisis económica no ha hecho sino generar un mayor auge. Un reporte de la consultoría The Hacket Group señaló que las 1.000 empresas más grandes del mundo planean elevar casi al doble el número de empleados en el extranjero, en cuatro departamentos, a 826.000 para el 2010, mientras reducen los presupuestos y paralizan las contrataciones en sus países de origen.

Dado que la recesión elevó en marzo el desempleo en Estados Unidos a 8,5%, su mayor tasa en 25 años, esas mudanzas están causando preocupación. El presidente Barack Obama prometió eliminar los incentivos a la subcontratación, que eximen a las empresas del pago de impuestos por las ganancias en el extranjero que invierten en instalaciones en otros países, donde muchas buscan ahorrar costos.

Pero la subcontratación en América Latina obedece a algo más que al recorte de costos. Aunque las empresas pueden ahorrar un 28% de sus gastos operativos si envían trabajo a Brasil, y un 53% si lo hacen a México, les sería posible recortar el 65% o más en China, Filipinas o India, de acuerdo con el Instituto Investigador Everest, en Dallas.

A los clientes les atrae la cercanía de la región con Estados Unidos, el principal mercado de los servicios subcontratados. Ello hace innecesario contratar empleos nocturnos y facilita las visitas de los supervisores, mientras que el hecho de que los empleados hablen español atrae a consumidores de España, América Latina y Estados Unidos, el país que tiene la quinta población más grande de hispanohablantes en el mundo.

América Latina presenta todavía leyes laborales rígidas y altos costos en seguridad social. Su población relativamente pequeña --565 millones de habitantes, la mitad de los que hay en India o China-- limita también los planes de mayor envergadura.

Pero los gobiernos han mejorado los servicios públicos y ofrecen beneficios fiscales a los subcontratistas. México y Brasil, los mayores proveedores en la región, tuvieron mejores evaluaciones en infraestructura y ambiente de negocios que casi cualquier otro mercado emergente analizado por McKinsey & Company en el 2005, aportando además índices más altos de graduados universitarios que India o China, y la población con mayor crecimiento de ingenieros jóvenes.

Los riesgos políticos y la inseguridad se han reducido con el avance de la economía, algo que dio a Santiago de Chile y a Monterrey, México, un lugar en la lista de Brown-Wilson Group sobre los 10 sitios más seguros para la subcontratación en el mundo, el año pasado, pese a la guerra que el gobierno mexicano libra contra el narcotráfico.

Ninguna ciudad india se metió siquiera entre los 25 primeros.

"Simplemente hay una sensación distinta cuando se está en América Latina, que contribuye a la percepción de que sus países son más similares a Estados Unidos en comparación con India", dijo Anand Ramesh, director de investigación del Everest, quien se mudó de Nueva Delhi a Nueva York en el 2007. "Esto hace que la gente se sienta más cómoda".

América Latina representa actualmente una décima parte del abasto para los servicios globales de subcontratación, incluyendo 14% de los centros de atención telefónica, según analistas.

Los principales vendedores en materia de tecnologías de la información, incluidos los estadounidenses IBM, EDS y Accenture han instalado operaciones ahí, junto con los gigantes Tata Consultancy Services e Infosys.

Softek, de México, atiende a clientes extranjeros de lugares en España y Beijing, mientras que el proveedor brasileño Politec tiene entre sus consumidores al FBI y al Departamento de Estado norteamericano.

India sigue captando dos de cada tres empleos de la subcontratación en el mundo, empleando directamente a 2 millones de personas. Pero la creciente demanda de trabajadores está elevando la rotación de personal y los salarios, y los expertos advierten que el escándalo contable en Satyam Computer Services Ltd, una de las principales empresas del ramo en India, ahuyentaría a los nuevos clientes, llevándolos posiblemente a Latinoamérica.

En los cubículos de la región, ese cambio transforma las esperanzas de mucha gente.

"Este trabajo ha cambiado mis metas", dijo Sandra Jasso, administradora de sistemas, de 26 años, quien recibe llamadas de media docena de países en un servicio de asistencia técnica de EDS en México. "Te abre más horizontes. No me puedo quedar ahora que he visto todo lo que hay por ahí. Entonces hay que conocer lo demás".

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